Ahora que el Gobierno impulsa cambios en el modelo educativo del país con la vuelta a la malla curricular de materias como Educación Cívica es necesario hacer un análisis profundo del contexto.
Luego de desaparecer casi del mapa la Historia, esa ciencia humanística que permite entender el presente estudiando el pasado, debería tener -nuevamente- el protagonismo que siempre tuvo. Un pueblo que desconoce su pasado está destinado al ostracismo.
La materia de Cívica, esa que enseña a amar a la patria y respetar los símbolos patrios y reafirma los valores humanos volverá con fuerza, pero sería necesario que quienes la impartan no se vayan a los extremos, porque fomentar en exceso el nacionalismo es poco beneficioso para una nación que recibe migrantes de otras nacionalidades; sino seremos observadores de episodios xenófobos como los que vemos casi a diario, por estos tiempos.
Por último no exigirle a la escuela lo que debemos hacer desde casa: saludar, ser puntual, respetar a los demás, ser solidario, y humano se enseña desde la casa, la verdadera primera escuela del ser humano: la familia. (O)
Enseñar nos corresponde
a la familia y la escuela,
a los maestros y padres,
a los abuelos y abuelas
para que nuestros niños
crezcan sabios, respetuosos,
cariñosos, alegres, sencillos,
sinceros y más humanos.
Pablo Virgili Benítez