Teniendo apenas 30 años cuando planificó y dirigió los ataques a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, a los 33 desembarcó en el yate Granma para iniciar la gesta victoriosa de la Revolución Cubana. Hace poco y al celebrarse el VI Congreso del Partido, se conmemoraron los 50 años de la invasión a Playa Girón y la Proclamación por parte de Fidel, del carácter socialista de la revolución.
Acontecimientos históricos que influyeron e influyen rumbos y vidas de millones de seres humanos, ya sea desde la perspectiva de seguidores o detractores; críticos o desinteresados (aunque no lo sepan) porque la Revolución Cubana estableció un modelo socioeconómico, político, ético y cultural, al cual los gobiernos latinoamericanos, sobre todo se acercaban o alejaban, de acuerdo a coincidencias ideológicas y, por supuesto, a la política exterior de los Estados Unidos.
Cuba ha resistido 51 años de bloqueo, se ha reafirmado y ahora quiere y debe impostergablemente renovarse.
A Girón en abril del 61 le siguió la Crisis de los Misiles en octubre del 62; en 1975 tropas cubanas luchan por la independencia de Angola, en 1980 se produce la crisis de Mariel, en el 90 el colapso del campo socialista y la desaparición de la Unión Soviética, la isla padece lo que se denominó como Período Especial; en septiembre de 1998, cinco cubanos son encarcelados en EE.UU., acusados de supuestas actividades terroristas; en el 2000, el episodio del niño Elián González.
En todo este jaloneo, un protagonista excluyente: Fidel Castro Ruiz. Sería interminable pretender analizar los sucesos mencionados; sin embargo, para continuar con la secuencia de las fechas, después de cuatro años de lo del “balserito”, en 2006, el líder cubano cae gravemente enfermo, y el 31 de julio del mismo año renuncia a sus cargos de Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros y ahora, con ocasión del VI Congreso, en la emotiva sesión de clausura, no presentó su candidatura para postularse como Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba.
Así de sencillo, así de democrático, con todas las letras, sin crisis de gabinetes, sin luchas intestinas de poder, sin morbo mediático se fue por la puerta grande y sin estridencias, pero es Fidel y ahora el mundo lee sus reflexiones, esas que nos advierten sobre el cambio climático, que nos alertan sobre una posible conflagración nuclear (casi que detuvo una contra Irán) solo para empezar.
Gran parte de una vida y más, volcada a la Revolución, será por eso que con maestra sabiduría le dijo a la juventud de Cuba que es la del mundo: “que cambien todo lo que haya que cambiar”.
Sin duda lo lograrán porque mientras más pequeño sea un país y más difíciles las circunstancias, más obligado está a evitar errores.
Buen cumpleaños, Comandante.
Atentamente,
Soc. Andrés Martínez Arrata
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