Estamos próximos a iniciar septiembre y, con ello, cerca de recordar los lamentables hechos ocurridos en el Hospital de la Policía Nacional y, en general, a la traición que varios elementos uniformados le hicieron a la ciudadanía al haber dejado a un lado su sagrada responsabilidad de protegernos.
Las investigaciones sobre los responsables de esos hechos se emprendieron, pero el precario sistema de justicia, las presiones desde los grupos de poder y de los medios de comunicación privados hicieron que varios de los culpables de la sublevación ahora no estén pagando por su mal proceder en prisión.
El Jefe de Estado, en su informe a la nación, prometió que no descansará hasta que todos y cada uno de los mentalizadores del intento de golpe de Estado paguen sus culpas.
Le tomamos la palabra, compañero Presidente, y más que nada, esa sed de justicia debe ser calmada en todas las familias que perdieron a sus seres queridos en aquella jornada.
Carlos Molina
Guayaquil