El trabajo incesante en la búsqueda de la excelencia quedó pulverizado aquella tarde del viernes 8 de diciembre de 2017 cuando de manera temporal fue clausurado el único hospital neumológico del país, conocido como LEA, Dr. Alfredo J. Valenzuela V. El motivo: supuesta insalubridad. Lo enigmático es que pocos meses antes obtuvo la Acreditación Canadá Internacional (ACI), que reconocía la importancia de la calidad de atención y servicios de salud.
Nació en 1946, como Liga Ecuatoriana Antituberculosa, que hace 45 años tuvo la mala hora de haber sido integrada al Ministerio de Salud Pública, el mismo que hoy procura su muerte. Sin considerar a los 7.200 enfermos de tuberculosis, que alcanzan un 3% del total de 35.800 casos en América Latina y el Caribe, según la Organización Panamericana de la Salud( OPS), en 2018.
Los guayaquileños somos resaltados como paradigmas de la solidaridad, generosos, apoyadores de las causas justas, pero parece que han ido perdiendo la sensibilidad. Cuando desaparecieron el Instituto Nacional de Higiene Izquieta Pérez, nada se dijo. En el caso del Neumológico, los trabajadores tienen un fallo favorable de acción de protección, pero la Agencia de Aseguramiento de la Calidad de Servicios de Salud y Medicina Prepagada, que efectuó la clausura temporal, planteó una apelación. Hay que resaltar que doña Poly Ugarte posicionó la verdad necesaria del Neumológico. El doctor Francisco Huerta Montalvo gestionó por la valía y reapertura del hospital de los pobres. El doctor Francisco Andino, exministro de Salud, procura también su reapertura, pero estas acciones caen en oídos sordos.
Que estos 73 años de vida Institucional sean un comienzo para su próxima reapertura. El hospital necesita de la participación de todos los guayaquileños para que los enfermos de la terrible TB no queden abandonados. (O)