Manning, el soldado que EE.UU. quiere usar para juzgar a Assange
Cuando Julian Assange explica el riesgo de ser extraditado a Estados Unidos siempre cita el caso de Bradley Manning. Dice que a él le puede pasar lo mismo que a este soldado norteamericano.
Manning lleva dos años y dos meses en prisión, enfrenta 22 cargos. Fue arrestado cuando servía en Irak por el comando de Investigación Criminal del Ejército norteamericano, acusado de subir información confidencial a Internet.
Entre los archivos que logró desclasificar se encuentra un video en el que un helicóptero del Ejército norteamericano mata a un grupo de civiles en Irak, entre ellos dos periodistas iraquíes de la agencia Reuters, lo que en su momento causó indignación mundial.
Supuestamente, Manning también es el responsable de haber filtrado documentos secretos acerca de las guerras en Afganistán e Irak, textos bautizados como los Diarios de la Guerra de Afganistán. Y claro, también se lo acusa de difundir miles de cables diplomáticos de las embajadas estadounidenses.
Desde mayo de 2010, Manning estuvo encerrado en una celda sin ventanas, incomunicado del mundo exterior sin poder leer periódicos o recibir correos, sin salir al exterior a caminar y obligado a dormir cada día por siete horas desnudo con el pretexto de evitar un intento de suicidio.
“El juicio de Manning se lleva a cabo en secreto. El poco acceso a la prensa está controlado por el Distrito Militar de Washington, lo que significa que la cobertura es superficial o inexistente”, comenta Alexa O’Brien, periodista norteamericana que desde diciembre de 2011 ha seguido las sesiones sobre el juicio “Estados Unidos versus Manning”.
O’Brien admite que el trato denigrante que recibió Manning -al menos durante los primeros 10 meses desde que estuvo encarcelado en Kuwait hasta llegar a la prisión militar de Quántico- era para quebrantar su voluntad y lograr su confesión de haber ayudado conscientemente a Assange. Eso le daría a la Fiscalía argumentos suficientes para procesar al fundador de Wikileaks por el delito de espionaje. Actualmente no se han presentado cargos contra el australiano pero sí hay una investigación abierta contra él.
Esto lo corrobora una de las representantes del Consejo General Human Rights Watch, Dinah Pokempner. El objetivo, asegura, es buscar un auto de procesamiento contra Assange.
Pokempner señala que EE.UU. aún no tiene evidencia incriminatoria contra Assange. “Las desagradables llamadas de retribución de las figuras públicas de Estados Unidos, incluyendo a algunos miembros del gobierno, sin duda dan al señor Assange un motivo de preocupación, así como el tratamiento abusivo que Bradley Manning ha recibido bajo custodia militar hasta el momento”, comenta la activista.
Actualmente varios movimientos se han formado para apoyar al joven soldado. Uno de ellos es “Yo soy Manning” donde uno de sus principales representantes es Daniel Ellsberg. En los 70, él divulgó archivos clasificados del Pentágono y ganó el juicio porque se descubrió la intromisión del Gobierno de Richard Nixon, al grabar conversaciones ilegales, en lo que luego se conocería como el caso Watergate.
Pero, ¿cuál es la diferencia entre lo ocurrido con Ellsberg y lo que sucede con Manning y Assange?
O’Brien considera que la prensa de los 70 era más independiente de lo que es ahora, mientras Billy Navarrete, del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CDH), considera que no hay ninguna diferencia.
“Los estados no pueden esconder sus acciones sucias cuando afectan principios fundamentales de las personas. El principio de traición a la patria queda superado cuando está de por medio garantizar la protección de los derechos humanos en cualquier circunstancia, inclusive dentro de conflictos armados”, comenta Navarrete.
Navarrete cree que “el poder extendido de EE.UU hace que países como Suecia tampoco representen garantías a su seguridad. Él es actualmente el enemigo número uno de la mayor potencia mundial”.