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El Telégrafo

Diplomacia australiana ha consultado sobre extradición a EE.UU.

Diplomacia australiana ha consultado sobre extradición a EE.UU.
19 de agosto de 2012 - 00:00

Para los diplomáticos australianos no cabe duda de que EE.UU. tiene la intención de perseguir a Julian Assange luego de que obtuvieron los documentos de los departamentos de Relaciones Exteriores y de Comercio.

Así, quedan en entredicho los comentarios del ministro australiano de Relaciones Exteriores, Bob Carr, quien rechazó las declaraciones que exponen que EE.UU. planea extraditar a Assange por cargos derivados de la obtención de Wikileaks, de documentos filtrados, militares y diplomáticos, de EE.UU. 

Según una nota publicada en el portal El Ciudadano y que se remite a un reportaje presentado por el diario  The Sidney Morning Herald, la embajada australiana en Washington ha hecho el seguimiento de una investigación de los EE.UU. por espionaje, dirigida al editor de Wikileaks, durante más de 18 meses.

Otro hecho que quedó al descubierto es que el embajador de Australia, el ex líder laborista Kim Beazley, ha realizado gestiones de alto nivel ante el gobierno de EE.UU. solicitando advertencias previas a cualquier medida para perseguir a Assange, según los cables diplomáticos desclasificados, publicados conforme a la legislación de libertad de información.

También hay informes para la primera Ministra, Julia Gillard, y el senador Carr que sugieren que el gobierno australiano no tiene objeciones a la extradición.

Carr ha rechazado repetidamente las sugerencias de que EE.UU. tenga algún interés en enjuiciar y extraditar a Assange. En junio, el senador también dijo en el programa ABC Insiders: “No he recibido algún indicio de que ellos tengan un plan para su extradición”.

Sin embargo, la embajada australiana en Washington informó en febrero que “la investigación de EE.UU. sobre la posible conducta delictiva del Sr. Assange ha sido constante durante más de un año”.

Una de las cosas que quedó en evidencia en los cables es que la embajada identificó una amplia gama de cargos criminales que EE.UU. podría entablar en contra de Assange, incluyendo espionaje, conspiración, acceso ilegal a información confidencial y fraude informático.

Diplomáticos australianos esperaban que los cargos contra Assange fueran cuidadosa y estrictamente definidos, en un esfuerzo por evitar conflictos con las disposiciones sobre libertad de expresión de la Primera Enmienda de la Constitución de EE.UU.

También los cables muestran que Australia considera la posibilidad de la extradición tan  probable que, desde Canberra, se buscó asesoría de alto nivel en EE.UU. sobre “la dirección y el resultado probable de la investigación” y “reiteramos nuestra solicitud de asesoramiento temprano sobre cualquier decisión de acusar o solicitar la extradición de Assange”.

Grandes secciones en los cables publicados fueron redactadas por razones de seguridad nacional, incluyendo partes de los informes sobre el procedimiento de precorte marcial abierto contra el soldado del Ejército de EE.UU., Bradley Manning, quien está acusado de haber filtrado una gran cantidad de información clasificada a WikiLeaks.

Diplomáticos australianos han puesto de relieve la referencia de la Fiscalía militar de EE.UU. sobre “varias conexiones entre  Manning y WikiLeaks que forman la base de una acusación de conspiración” y la evidencia de que la investigación del Departamento de Justicia se ha dirigido “a los fundadores de WikiLeaks” por espionaje.

Informes tanto para el senador Carr como para Gillard sugieren que el gobierno australiano no tiene  objeción a la extradición de Assange a los EE.UU. por supuesto espionaje.

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