Se trata de una “devastación apocalíptica”. Así definía el presidente de la región del Veneto, Luca Zaia. El martes 12 de noviembre de 2019 fue una de las noches más duras que ha sufrido en su historia la ya frágil ciudad.

Las lluvias registraron el récord de 194 centímetros que se alcanzó en la inundación de 1966, pero esta vez acompañadas con vientos de hasta 100 kilómetros por hora.

“Venecia está de rodillas. La basílica de San Marcos ha sufrido graves daños, así como toda la ciudad y las islas”, añadió por su parte el alcalde, Luigi Brugnaro.

Este funcionario compareció en una rueda de prensa muy afectado por los destrozos y aseguró que vio a gente llorar “porque había perdido todo”.

Además, que ha llegado el momento de dar “una respuesta histórica” para salvaguardar una de las más importantes “tarjetas de visita” de Italia.

Aunque los destrozos solo se pueden cuantificar cuando se retire el agua, el Alcalde ya avanzó que serán cientos de millones de euros. (I)