Londres.- Personajes políticos de Reino Unido y del mundo le rinden  tributo y coinciden en la importancia del legado político de Margaret Thatcher, la ex primera ministra británica, quien falleció ayer de una apoplejía a los 87 años, en Londres.

Conocida como la “Dama de Hierro”, Thatcher despertó durante su etapa en el poder (de 1979 a 1990) las pasiones más encontradas, desde la admiración hasta el rencor, aunque son muchos los que reconocen la transformación que impulsó en el Reino Unido.

Su leyenda se forjó en su determinación para impulsar la liberalización económica de los años 80, para resistir a las presiones europeístas, para enviar a la Navy a las Malvinas a combatir contra las tropas argentinas en 1982 y en su intransigencia ante el nacionalismo del Ejército Republicano Irlandés (IRA).  

El primer ministro británico, David Cameron, declaró que su país ha perdido una  “gran líder”, que “demostró mucho coraje”. La baronesa será despedida con honores militares en la catedral de San Pablo la semana próxima. Después su cuerpo será incinerado en una ceremonia privada. Margaret Thatcher fue la primera mujer europea en convertirse en primera ministra en 1979 y centró la política de su gabinete en cuestiones económicas y realizaba reformas liberales y privatización.

A pesar de todas las medidas, la economía del país estaba en recesión y los ciudadanos seguían descontentos. Pero la Guerra de las Malvinas ayudó a la primera ministra a ganar las simpatías de los británicos y fue reelegida.

El conflicto bélico que enfrentó a Argentina y el Reino Unido por la posesión de las islas del Atlántico Sur empezó el 2 de abril de 1982, cuando los militares argentinos ocuparon las Malvinas. Con el fin de recuperarlas, la “Dama de Hierro” envió a 27.000 hombres al archipiélago, que el 1 de mayo iniciaron los combates.

La guerra, que causó la muerte de 649 militares argentinos, 255 británicos y tres isleños, finalizó el 14 de junio de 1982 con la rendición argentina.

En las relaciones con la Unión Soviética, la “Dama de Hierro” apoyaba al presidente estadounidense Ronald Reagan. Lanzaba fuertes críticas hacia la ideología comunista, pero la llegada al poder soviético del reformista Mijail Gorbachov y el inicio de la “perestroyka” crearon vínculos de amistad y confianza entre ambos países.

Gorbachov declaró que la ex primera ministra fue una gran figura política y clave en el fin de la Guerra Fría. “Margaret Thatcher fue una gran figura política y una persona brillante. Permanecerá en nuestra memoria e historia”, enfatizó.

En 1990 se vio obligada a renunciar al cargo, ya que su política fiscal no tenía el respaldo de la población. El título de baronesa que recibió de la reina Isabel le dio a Thatcher el derecho de seguir su carrera política en la Cámara de los Lores del Parlamento.

Su salud empezó a deteriorarse seriamente a partir de 2002, un año antes de la muerte de Denis, su esposo desde 1951 y padre de sus dos hijos gemelos, que le afectó profundamente. Desde entonces no hablaba en público, siguiendo los consejos de sus médicos después de haber sufrido varias microapoplejías. En 2008, su hija Carol reveló en sus memorias que su madre sufría demencia senil.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, la calificó de “verdadera amiga” que defendió “sin complejos” la alianza entre Londres y Washington y “supo que, con fuerza y determinación, se podía ganar la Guerra Fría”.

El ex canciller alemán Helmut Kohl resaltó que siempre apreció a Thatcher, a pesar de sus diferencias, ya que la líder se opuso a la reunificación alemana, por su “amor a la libertad”. Varios líderes europeos recalcaron su “valor” y “determinación”.

En Latinoamérica, los presidentes de Colombia, Juan Manuel Santos, y de Chile, Sebastián Piñera, la consideraron “una mujer valiente que enfrentó los problemas y tuvo siempre una actitud de solucionarlos”. Thatcher jugó un papel importante en la liberación del ex dictador chileno Augusto Pinochet mientras estuvo detenido en Londres.