Más de 800.000 personas fueron desplazadas desde el 1 de diciembre en el marco de la ofensiva del régimen de Bashar al Assad, con apoyo de Rusia, para recuperar el control de la región de Idlib. Este es el último bastión a cargo de los rebeldes que se alzaron en armas contra el presidente de Siria, informa la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).

De los más de 800.000 desplazados hasta el 12 de febrero, el 60% son niños, mientras que si se incluye a las mujeres el total se eleva hasta el 81%.

Unos 82.000 desplazados duermen al raso, según la OCHA, que señaló que el frío invernal, incluida la nieve y temperaturas bajo cero, exacerban las ya complicadas condiciones.

“La comunidad humanitaria hace todo lo que puede pero está sobrepasada por la escala de las necesidades”, subrayó la OCHA, que demanda un cese inmediato de la violencia”. (I)