"Ni un muerto más", piden obispos en Masaya atacada por fuerzas de Ortega
Miles de habitantes de Masaya recibieron la visita de los obispos católicos, quienes esperan que el gobierno de Daniel Ortega detenga los ataques con antimotines con los que busca retomar el control de la ciudad declarada en rebeldía.
Ante nuevos ataques, una comitiva de obispos, encabezada por el cardenal Leopoldo Brenes, llegó a la ciudad, 30 km al sur de Managua, para "evitar otra masacre".
Acompañados del nuncio apostólico Waldemar Stanislaw, los jerarcas católicos se reunieron luego con el jefe policial de Masaya, Ramón Avellán, y entregaron una lista de detenidos. "Se comprometió a detener los ataques" y a liberar a encarcelados de esa ciudad y otros pueblos aledaños, aseguró el cardenal.
"Vamos a ver si esto verdaderamente se cumple o no", agregó, sin descartar que también se liberen detenidos en Managua.
En el barrio Monimbó, foco de la resistencia en Masaya, hubo intercambios de disparos de armas de fuego y morteros artesanales, constató un equipo de AFP. Vecinos denunciaron que antimotines y paramilitares prendieron fuego a algunas casas.
"Quiero recordar uno de los mandamientos de la ley de Dios: ¡No matarás!", agregó el arzobispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, ante la multitud que respondió con aplausos y cánticos católicos.
Pobladores también reportaron la incursión de policías y civiles encapuchados y armados en la turística ciudad de Granada y en Rivas, al sur del país, donde desmontaron barricadas con palas mecánicas.
Encapuchados, armados con morteros, uno de ellos con machete y otro con una pistola, un grupo de jóvenes se escabullía por una calle. Otros resistían a los antimotines tras una enorme barricada de adoquines.
"Estamos siendo reprimidos por la violencia de este gobierno, nos tienen rodeados por los cuatro costados de Masaya. Andan armados hasta los dientes", dijo Nayer José, un artesano de féretros de 28 años.
El secretario de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPD), Álvaro Leiva, denunció un uso desproporcionado de la fuerza y que son empleados fusiles AK47 y Dragunov.
Los ataques ocurrieron un día después que el gobierno invitara a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y al Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos a visitar Nicaragua para verificar la situación de violencia.
Según el cardenal, el diálogo se reanudará la próxima semana después de que la CIDH presente el viernes su informe sobre la situación de derechos humanos en Nicaragua ante el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA).
"El gobierno debe poner fin de inmediato a su campaña de violencia e intimidación contra su propio pueblo por no hacer nada más que decirle lo que piensan", dijo la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley.
La iglesia ha llamado al presidente a permitir elecciones generales anticipadas en marzo de 2019 para aliviar la tensión. El gobierno no ha respondido a esta demanda en el diálogo con la oposición, mediado por los obispos.
"El dolor en Nicaragua es grande, un pueblo desarmado está siendo masacrado. Las ciudades están en manos de bandoleros", lamentó monseñor Báez.
Amnistía Internacional dijo que "el gobierno no puede seguir pidiendo el diálogo y al mismo tiempo cometiendo serias violaciones de derechos humanos y crímenes". (I)