La Liga Árabe insiste en deponer a Al Assad y aboga por su sucesor
El secretario general de la Liga Árabe (LA), Nabil El-Arabi, aseguró ayer que los esfuerzos para hallar una solución a la crisis en Siria proseguirán, pese a fracasar una resolución contra el gobierno de Bashar Al-Assad.
La LA mantendrá la coordinación con el Gobierno y la oposición, indicó El-Arabi en su primera declaración tras el veto de Rusia y China a un proyecto de resolución promovido por Marruecos, a instancia de potencias occidentales en el Consejo de Seguridad de la ONU.
El comunicado afirmó que el fracaso del documento anti-sirio, no significa que no hay un claro apoyo internacional a la resolución de la Liga, y por ello persistirán los esfuerzos para detener el conflicto violento en aquel país.
Asimismo, se comprometió a emprender coordinaciones con "todas las partes involucradas, a fin de lograr la meta última de detener los actos de violencia, proteger a civiles y alcanzar una solución política que permita las reformas demandadas por el pueblo sirio".
Sin embargo, el titular del ente panárabe repitió el esquema de Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña en el sentido de responsabilizar a las autoridades de Damasco de los asesinatos de civiles y efectivos gubernamentales, ignorando las acciones terroristas de la oposición.
El-Arabi dijo esperar que el gobierno del presidente Al-Assad "responda a las demandas de su pueblo, finalice la violencia y detenga el baño de sangre, así como la pérdida de víctimas inocentes".
De acuerdo con el secretario general, la denominada Iniciativa Árabe para Siria debe ser la guía para arreglar el contencioso sirio, sin lacerar la soberanía de esa nación.
Las reformas deberán ejecutarse dentro de la senda fijada por el plan de solución árabe, "por el bien de Siria, para preservar la unidad y la integridad nacional de Siria, y evitar cualquier complicación interna o intervención militar".
En la última reunión del Consejo de Ministros de Relaciones Exteriores, el documento final abogó abierta y claramente por el derrocamiento de Al-Assad, bajo un esquema similar al aplicado por el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) Pérsico para Yemen.
Al respecto, los cancilleres pidieron que el presidente abandonara el poder, cediéndolo a su vicemandatario para formar un gabinete de unidad nacional que prepararía elecciones en breve tiempo.
La iniciativa árabe fue votada ayer en la ONU y tras el veto de Rusia y China, la LA afirmó que la próxima reunión ministerial prevista para el próximo sábado examinará varios aspectos de la crisis siria bajo el enfoque de Catar, en su calidad de jefe del comité de contacto.
Según El-Arabi, el canciller catarí, jeque Hamad bin Jassim bin Jabor Al Thani, guiará el debate a partir del informe de la Secretaría General para "tomar la decisión adecuada para abordar esos hechos, incluida la posibilidad de recurrir otra vez al Consejo de Seguridad".
La estrategia de la Liga Árabe, liderada por las monarquías del CCG, fomenta un criterio hostil a Al-Assad, que se ha extendido a países como Túnez, cuyas autoridades anunciaron ayer que expulsarán al embajador sirio y retirarán el reconocimiento a su Gobierno.
Visita de canciller ruso
El canciller ruso, Sergei Lavrov, viajará el martes a Siria para reunirse con el presidente Bashar al-Assad, visita anunciada durante la conferencia sobre Seguridad en Munich, Alemania. Él desmintió que viaje para exigir condiciones al presidente al-Assad "pues esto contradiría la política exterior rusa". Expresó que el proyecto copatrocinado por Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Marruecos solo condenaba al gobierno sirio por la violencia en el país, sin hacer mención o exigir demandas a la otra parte.