La economía de Cataluña, afectada por el desafío separatista
La economía de Cataluña, una de las más dinámicas de España, se ha visto dañada con la crisis política abierta por la tentativa de secesión de su anterior gobierno, aunque los efectos a largo plazo son difíciles de medir.
Un turismo ralentizado
El referendo de autodeterminación ilegal del 1 de octubre, marcado por una violenta intervención policial para tratar de impedirlo, se vio seguido de grandes manifestaciones de protesta, sobre todo en el centro de Barcelona.
La crisis política culminó el 27 de octubre, con la declaración unilateral de independencia del Parlamento catalán, a la que Madrid respondió poniendo la región bajo su tutela.
El impacto de la agitación política fue casi inmediato en el turismo, que representa un 12% del PIB regional. Las llegadas de turistas extranjeros cayeron casi un 5% en octubre, pese a que habían seguido aumentando incluso tras los atentados yihadistas de agosto, que dejaron 16 muertos.
Cataluña sigue siendo la región más visitada de España, aunque el gobierno y los profesionales del sector han constatado una caída del volumen de negocio de entre el 10 y el 15%, en particular en Barcelona, durante los meses de octubre y noviembre.
Para el primer trimestre de 2018, las reservas hoteleras han caído un 10% interanual en Barcelona.
Impacto en el empleo y el consumo
Las dificultades del sector turístico catalán, donde trabajan más de 400.000 personas, muchas de ellas con contratos precarios, parecen haber tenido un impacto en el empleo en octubre.
El tradicional incremento del desempleo en esta época, debido al final de los contratos estivales, fue "más acentuado" este año, según Pimec, principal patronal de pequeñas y medianas empresas catalanas.
Además, el número de desempleados aumentó en noviembre en Cataluña, mientras que bajó en la región de Madrid, que tiene un peso económico equivalente pero es menos turística.
Según una investigación de la escuela de comercio Esade, el 25% de los empresarios catalanes contratarán menos de lo previsto en 2018, y el 46% han congelado sus inversiones.
Igualmente, la crisis ha frenado el consumo: las ventas al por menor cayeron casi un 4% en octubre, mientras que a nivel nacional se mantuvieron estables. Las ventas de coches se ralentizaron de manera clara en octubre y noviembre en Cataluña.
Fugas de empresas y boicot
Con su turismo y sus industrias orientadas a la exportación (agroalimentaria, química-farmacéutica, automovilística), Cataluña es uno de los motores de la economía española. Aporta un 19% del PIB nacional.
Sin embargo, el temor a la inseguridad jurídica derivada de una eventual secesión o el riesgo de ver sus productos boicoteados ha llevado a más de 3.000 empresas a trasladar su sede social fuera de Cataluña.
Entre ellas estaban los bancos CaixaBank y Sabadell, que temían quedarse sin la financiación del Banco Central Europeo (BCE) en caso de independencia, y se vieron afectadas por importantes retiradas de liquidez (6.000 millones de euros, según el diario barcelonés La Vanguardia).
De momento estas "mudanzas" son meramente administrativas, aunque a medio y largo plazo se teme que se conviertan en traslados de personal y de producción.
Dichas empresas representan apenas el 1% de las sociedades catalanas. Con todo, entre ellas hay grandes grupos que representan el 30% del PIB regional, como el grupo Gas Natural o el gestor de autopistas Abertis.
Los traslados son "sin precedentes", apunta la principal patronal catalana, Foment del Treball, que teme "un daño reputacional para poder atraer nuevas inversiones".
El gobierno español adoptó a principios de octubre un decreto destinado a facilitar el procedimiento de traslado de domicilio social. Ahora llama a las empresas a volver a Cataluña, y ha condenado los llamamientos al boicot.
A causa de la crisis política, el gobierno central de Mariano Rajoy ha recortado sus previsiones de crecimiento para 2018 de 2,6% a 2,3%, debido a la crisis catalana. Si vuelve "la normalidad" tras las elecciones del 21 de diciembre, pronostica en cambio un crecimiento de la economía española del 3%.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) temen también una ralentización del crecimiento.
No obstante, "el impacto negativo de todo esto va a depender en buena parte de qué tan duradera sea esa incertidumbre y qué tan elevada continúa siendo", matiza Miguel Cardoso, economista jefe del banco BBVA.
"Si la incertidumbre se reduce considerablemente durante los próximos meses (...) los efectos van a ser transitorios y relativamente limitados. sin embargo, si la incertidumbre se mantiene por un periodo prolongado de tiempo y es relativamente significativa, los efectos serán más duraderos. En estos momentos es bastante incierto", añade. (I)