El vicecanciller, Abbas Araqchi, agradeció hoy el respaldo del líder supremo de Irán, ayatolah Alí Khamenei, al equipo negociador del acuerdo nuclear, y su firmeza en rechazar demandas clave de Estados Unidos en las conversaciones.

Araqchi, jefe de la delegación iraní que busca un acuerdo atómico con seis potencias mundiales, señaló que ninguna palabra puede expresar el grado de gratitud de los negociadores por el respaldo que han tenido del máximo guía religioso y político del país.

En una comparecencia pública el martes en la noche, Khamenei describió a los funcionarios que tratan con el Grupo 5+1 (los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania) como gente valiente, devota y confiable que sirve a los intereses nacionales.

Agradeció, además, que procuren un entendimiento justo con el G5+1 que garantice la dignidad de la nación, y endureció su postura respecto a las tratativas ante la incesante presión de Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña para que Irán haga más concesiones.

El líder supremo reconoció que restan apenas seis días para que expire el plazo fijado por las partes para firmar un acuerdo global y final, pero insistió en que "Irán únicamente desmantelaría su infraestructura nuclear, si las sanciones económicas son levantadas primero".

Descartó, asimismo, el congelamiento por tiempo prolongado de 10 años de las investigaciones sensibles y el desarrollo del programa atómico, así como objetó las inspecciones a las instalaciones militares y el interrogatorio por Occidente de los científicos nucleares del país.

Khamenei, quien tiene la última palabra en cuestiones de Estado, incluido el eventual acuerdo nuclear, reiteró su respaldo a los negociadores frente a la posición de sectores conservadores y de militares, que creen que la república islámica debería abandonar el diálogo con el G5+1.

Ayer, el Majlis (parlamento iraní) aprobó una moción para vetar el acceso de inspectores extranjeros a sitios militares y a los científicos nucleares, al tiempo que obligó al Gobierno a velar por el curso de las conversaciones, algo que el Ejecutivo consideró inconstitucional. (I)