Su oficina tiene una vista panorámica de una Caracas congelada en el tiempo. De cerca y de lejos se ven edificaciones de todo tipo, altura y condición, que en su momento -en la década de los 70, específicamente- convirtieron a la capital venezolana en una de las ciudades más modernas del mundo, pero que ahora presenta un aire de morriña.

Cabello largo, camisa de botones por fuera y zapatos cómodos atildan la figura del embajador de Ecuador en suelo bolivariano, Ramón Torres. La primerísima impresión que deja es muy lejana a la del imaginario construido por décadas en la mente del ciudadano de a pie. Él mismo se considera como  un “diplomático sin corbata” y  afirma reconocer el honor que simboliza “ser un servidor público”.

Sus casi tres años -empezó funciones en enero de 2010- en la capital venezolana lo han llevado a comprender la idiosincrasia de esa nación y, en ese aprendizaje continuo, a enlazarla con la ecuatoriana. Evita hablar de posibles consecuencias por los resultados de los comicios presidenciales en la nación en la que labora, aunque su visión es clara y no está sujeta a variaciones: La revolución bolivariana ha traído estabilidad y por ello la gente defenderá los procesos.  

Se habla de que Ecuador y Venezuela pasan por su mejor momento en lo  diplomático y comercial gracias a los convenios suscritos en áreas petroquímicas, de exportaciones, entre otros. Eso, desde el punto de vista macro, pero ¿cómo estamos en lo micro? Con esto me refiero a la situación de los ciudadanos. ¿Cuál es el estado de la vida del ecuatoriano común en Venezuela?

Es correcto identificar el excepcional momento de las relaciones entre Ecuador y Venezuela, pero eso tiene un origen. Esto va desde el tiempo de los libertadores. Pero también hay un camino común de mucho más atrás cuando las comunidades indígenas de Venezuela realizaban comercio con los clanes ecuatorianos a través del mar. Hay similitudes entre el llanero venezolano y el montubio ecuatoriano. Le comento que la mayor cantidad de migrantes ecuatorianos en Venezuela proviene de Manabí y eso no es gratuito sino que está vinculado al origen.

Pero más allá de los convenios y el origen común, lo que ha permitido reforzar nuestros vínculos son los ecuatorianos en Venezuela, cuya primera oleada aparece en los 60, cuando migra una gran cantidad de profesionales, especialmente médicos, ingenieros o arquitectos, que trabajaron en el auge urbanístico de este país. De esa primera camada, en Caracas se valora la manera de ser del ecuatoriano, la gran capacidad de entrega, de trabajo, de profesionalismo. Luego de esta primera fase llegan más culturas ecuatorianas a Venezuela, como los cholos, los serranos, y se produce una fecunda mezcla de culturas.

A eso apuntaba mi consulta porque de qué sirve tener miles de millones de dólares como resultado de los negocios si entre las poblaciones nos sentimos como extraños...

A Venezuela hay que verla no solamente como un mercado, sino que con ella tenemos un vínculo de identidad de origen y de destino, identidades ideológicas, políticas, culturales. Sin duda la Revolución Ciudadana y la Bolivariana tienen elementos de una identidad política e ideológica, pero también cultural.

¿Hubiera sido posible concretar este afianzamiento entre ambas culturas de no haber llegado los procesos revolucionarios en Ecuador y Venezuela?

Imposible, porque los logros de nuestras revoluciones tiene que ver con lo que constituye el proceso de integración.

Aquí se acuñó el término de “Cuarta República” para denominar a la era pre-Chávez. ¿Cómo era la vida para los ecuatorianos en ese período?

Existían vínculos en esos tiempos, pero estos han crecido, se han consolidado por la visión de nuestros mandatarios. Rafael Correa y Hugo Chávez miraron en profundidad el potencial que tenía esta relación. Nuestros propios pueblos han modificado sus relaciones, ahora nos valoramos más, nos respetamos más. Para nosotros el pensamiento bolivariano no solo tiene que ver con el pasado, sino con el presente y el futuro, por eso para Ecuador es tan importante la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), como lo es también la Unasur, la Celac y el Mercosur.

¿Cómo ha sido el flujo migratorio ecuatoriano hacia Venezuela en la era bolivariana? Muchos creen que todo se facilita para los ecuatorianos gracias a las buenas relaciones gubernamentales

El flujo no es que se ha detenido, sino que ha cambiado de cualidad, de naturaleza, cambia la necesidad o el interés de migración.

¿Cuál es esa necesidad actual para que los ecuatorianos vengan a Venezuela?  

Hoy hemos modificado las condiciones del origen de nuestros compatriotas. Ahora hemos trabajado más en Ecuador en el desarrollo de políticas públicas, de generación de empleo, con el objetivo de que nuestros compatriotas no se desangren, no pierdan sus elementos de autoestima buscando mejores días en otros países; hoy la tienen en su propio Ecuador. Es por eso que esas oleadas de migrantes ya no se dan por problemas financieros.

Entonces, ¿cuál es el objetivo más frecuente del ecuatoriano que migra hacia Venezuela?

Hoy nuestros migrantes, en el caso Venezuela, han obtenido, gracias al fruto de la voluntad política de nuestros gobiernos, la posibilidad de que sean regularizados, entonces nuestros migrantes ecuatorianos tienen los mismos derechos que los venezolanos, con lo que reciben salud gratuita, educación y vivienda. Luego de 14 años de trabajo los derechos que los ecuatorianos tienen en la actualidad no deben ser vistos como una “concesión” por parte del gobierno de Venezuela, porque ellos se han integrado de manera directa al desarrollo de este país. La Revolución Bolivariana valora en los ecuatorianos esa cultura del trabajo, del respeto, de la honradez.  

Le transmito una preocupación desde el Ecuador. Se teme por lo que se ha esgrimido desde el sector afín al presidente Chávez la posibilidad de que haya una guerra civil en caso de que venciera Henrique Capriles. Eso nos lleva a esa idea constante, latente, que los medios de comunicación han posesionado en la región: Venezuela es un territorio violento. ¿Cuánto de cierto tiene esa idea? 

Lo que acabas de señalar, de ese dramático realismo, forma parte de una matriz mediática montada para exacerbar, para sobredimensionar un proceso que tiene límites y virtudes, como todo proceso humano. Hay condiciones de la vida cotidiana en Caracas que nada tienen que ver con esa matriz mediática de demonizar la administración chavista.

Los logros de la Revolución Bolivariana y de la Ciudadana son ocultados por los medios de comunicación, que presentan limitaciones, y esa matriz es perversa. Lo que debemos saber, y por ello estar tranquilos los ecuatorianos, es que estas revoluciones en democracia, la ecuatoriana y la venezolano, confían en nuestros pueblos. Hoy por hoy el pueblo es el sujeto principal en nuestras revoluciones.    

¿Entonces cómo responder a estos escenarios casi apocalípticos para el resto de la región, entre ellos Ecuador, sobre el tema de la seguridad en Venezuela?

Primero que nada hay que enviar un mensaje de tranquilidad, uno en el que se sientan seguros de que los ecuatorianos están bien porque este es un estado de derecho.

Ya sea desde su posición como diplomático o como simple ciudadano, ¿existe la posibilidad de que haya  enfrentamientos durante o después de los comicios del próximo domingo?   

Lo que hay que ver es que los logros de esta revolución bolivariana tienen relación con escenarios de estabilidad y continuidad democrática. Hay que analizar cómo las empresas y el comercio se han incrementado, cómo los planes de vivienda han avanzado, cómo las misiones se han multiplicado en sus objetivos de inclusión; se palpa cómo los logros de esta revolución permiten olvidar a esa Venezuela excluyente, sometida a la posición imperial, dependiente.

Entonces ese mantenimiento de logros va a permitir estabilidad en Venezuela y es evidente que esa revolución está siendo legitimada en democracia con el voto, a través del cual se evalúan, constantemente, las metas alcanzadas y los errores.

Pero en democracia las elecciones no lo son todo...

Sin lugar a dudas que no lo son todo, pero son fundamentales en la democracia. Por eso somos revoluciones en democracia y democracias en revolución. Porque si recordamos la antigua democracia, la de la partidocracia, tampoco nos invaden buenos recuerdos.      

Una consulta remilgada para rematar: ¿qué es ser ecuatoriano en Venezuela?

Ser ecuatoriano en Venezuela significa el reto, la oportunidad de demostrar que somos el ama shua, el ama quilla, el ama llulla, es decir, no mentir, no robar, no ser ociosos. Ser buenas personas.