Candados oxidados, pintura desgastada e infraestructura deteriorada es lo que hoy muestra el legendario espacio en el que se desarrollaron numerosos espectáculos taurinos y musicales.

Expertos en cocina aseguran que en ese centro de abastos encuentran de todo. Los vendedores han sido capacitados para mejorar la atención.

Hasta profesionales del buceo buscan la ayuda de estos personajes que habitan junto al río.

Los vecinos, con apoyo de estudiantes, artistas y otros profesionales, rescatanel lugar. La acción fue pintar los patios de los bloques multifamiliares.

Bingos, alícuotas y ventas de alimentos ayudaron a recaudar recursos para los arreglos de fachadas, aceras y parques.

Entre muestras fotográficas, representaciones teatrales y juegos de luces, la capital ecuatoriana recordó la distinción entregada por la Unesco en 1978.