La maternidad es algo más que un instinto
Hoy la mujer heterosexual que desee vivir en pareja y tener hijos necesita menos de un proveedor-protector que piense por ella y más de un compañero con quien compartir, entre otras cosas, la crianza de los hijos.
Aun a contracorriente de la visión imperante hay que replantearse ese supuesto ineludible instinto maternal que habla de abnegación, sacrificio y de procrear sin pedir nada a cambio.
La maternidad es una opción, entre otras muchas. Reconocer esto es vital, no solo para conseguir una igualdad real entre géneros, sino para vivir una maternidad con alegría y plenitud.
Lejos de la idea de que ser mamá es sinónimo de postergación, o de que la mujer sin hijos está incompleta, la sociedad no puede seguir endilgándonos un rol anacrónico en nombre de la ciencia o de un supuesto plan divino. (O)