La selección femenina de Ecuador se prepara para disputar la Copa América, que se realizará en agosto en el país, y su entrenadora, Vanessa Aráuz, pule la táctica que usará en el campeonato.

La estratega está convencida de que el fútbol femenino en el país ha mejorado notablemente a raíz de la realización del torneo nacional de mujeres desde el año pasado.

¿Cómo vive este desafío de dirigir a la selección en un torneo así?

Es bastante fuerte porque somos sede. Estamos representando a un país que necesita que el fútbol femenino dé un paso más para que otras personas se interesen. Las jugadoras necesitarán el mismo apoyo ganando o perdiendo en la Copa. Eso nos dará el plus para poder competir en el mundo.

Con el aporte del torneo nacional, ¿cuánto ha mejorado el fútbol femenino?

Recién tenemos 2 años con el torneo, pero sí nos ha ayudado a que las chicas estén constantemente en competencia. Cuando vienen a una selección ya no vienen con una pausa de 3 o 4 meses, como siempre ha pasado. Yo considero que ha mejorado el 70%, porque aún nos falta mucho en el sentido de que hay equipos que económicamente no pueden pagar a las jugadoras un sueldo y no pueden entrenar a diario, salvo el caso de Rocafuerte. Es lógico que de ese club salga la base de la selección actual (14 jugadoras).

La parte económica es un desfase que aún no se soluciona, pero el respaldo de un torneo nacional es importante.

Las jugadoras coincidieron en otros torneos, ¿qué pretende con la plantilla?

Quiero lograr un equipo compacto. Muchas han estado en más de 10 sudamericanos y están en edades entre los 28 y 30. Sin embargo, también hay jugadoras jóvenes. La idea es juntar toda esa experiencia, gracias a su recorrido, con la juventud y rapidez que tienen las demás jugadoras para lograr una plantilla compacta y que al mismo tiempo nos ayude a lograr lo que buscamos como equipo y que se consolide el fútbol femenino en Ecuador.

¿Cuál ha sido la reacción de las jugadoras al trabajo físico y táctico que se ha realizado?

En los microciclos de preselección se hizo un trabajo táctico y técnico y se pudo ver su nivel de adaptación al juego. Respondieron bastante bien, pero hay falencias porque ellas no tuvieron una preparación desde pequeñas para sentar las bases. Sin embargo, comprenden bien las cosas. En la parte física han reaccionado bien al trabajo de Hólger González. Ese ánimo de guerra que les imprime las ha ayudado mucho, por el estilo militar que lo caracteriza.

Hoy termina el último microciclo, ¿cómo fue la preparación?

Esta semana ha sido prácticamente de preparación física. Se hicieron test físicos para ver de dónde partimos, para afrontar luego la concentración definitiva que será el 4 de agosto en la Casa de la Selección. La lista se dará la segunda semana de agosto, ya que, como somos sede, tenemos un poco más de tiempo para entregarla.

¿Qué ha significado esta larga convivencia para las jugadoras?

Se conocen hace muchos años, pero como juegan en distintos equipos no se ven a diario. El grupo más fuerte es el de Rocafuerte, porque son mayoría y han realizado un buen trabajo en el torneo nacional, pero logramos que no se formen grupos, sino que sea uno solo. Al inicio costó mucho, pero ahora estamos bien.

¿Qué filosofía pretende implantar?

Mi referente es la entrenadora Pía Sanhage de Suecia y me gusta la filosofía que ella maneja. Uno no debe atacar el error en sí de las jugadoras, sino apoyarlas para que tengan una mentalidad positiva y destacar lo bueno que hicieron. Fue criticada por eso, pero las futbolistas respondieron porque cuando hacían algo bien sabían que lo podían repetir.