207 federaciones -de 209 afiliadas a la FIFA- elegirán hoy al presidente del organismo, que reemplazará al suizo Joseph Blatter, por los próximos cuatro años. En total son cinco candidatos los que se presentarán a los comicios electorales, por lo que será el grupo más amplio de postulantes en los 111 años de vida del organismo.

Para ganar la presidencia de la FIFA en la primera ronda, el candidato deberá obtener al menos dos tercios del total de los votos; si no es así, seguirá el proceso. A partir de la segunda ronda, el 50% de los votos será suficiente para que un candidato pueda ganar la presidencia. En cada ronda se eliminará al postulante que tenga menos votos.

Aunque el sufragio es libre y secreto varias confederaciones, como la Conmebol, adelantaron que votarán en bloque. Por su parte África dará libertad a sus federaciones para que sufraguen por su preferido. El nuevo presidente tomará las riendas de un organismo debilitado por una crisis sin precedentes y tendrá por delante la labor de restaurar la confianza en una institución carente de credibilidad.

En mayo pasado siete altos responsables del fútbol mundial fueron detenidos y acusados por la justicia estadounidense de haber aceptado varios millones de dólares en sobornos.

Para lograr el tan anhelado cambio, el futuro titular deberá llevar a cabo una verdadera reforma que devuelva el crédito perdido ante los patrocinadores, y gestionar los diversos procedimientos penales abiertos.

Esas reformas ya comenzaron a plantearse al interior de la FIFA bajo la dirección del presidente interino Issa Hayatou. En diciembre pasado el mismo organismo diseñó un ‘paquete’ de reformas que será sometido hoy al voto de las federaciones reconocidas por la FIFA; el mismo incluye, entre otras medidas, una limitación a 12 años del cúmulo de mandatos (Blatter, cuando fue elegido por quinta vez en mayo, llevaba en el puesto 17 años), un control de integridad de cada nuevo miembro del Comité Ejecutivo o de cualquier otra comisión del organismo.

Entre las otras propuestas destacan la publicación de las remuneraciones, entre ellas la del presidente, y una separación entre las decisiones políticas (Comité Ejecutivo) y económicas (Secretaría General), para evitar cualquier conflicto de intereses al interior.

El nuevo presidente recibirá un organismo con $ 1.500 millones de reservas económicas, aunque en 2015 registró pérdidas por cerca de $ 100 millones. (I)

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Impulsó el ‘fair play’ financiero

Gianni Infantino, el número 2 de Michel Platini

Para muchos, el rostro de Gianni Infantino es familiar por su papel de conductor de los sorteos de la Liga de Campeones y de grandes competiciones de la UEFA. Este suizo-italiano políglota (habla con fluidez el inglés, el francés, el alemán, el italiano y el español), número 2 del fútbol europeo, aspira hoy a convertirse en el nuevo presidente de la FIFA.

La UEFA iba a apostar todas sus cartas a Michel Platini, su presidente, pero esa vía se vio cortada con la suspensión del exfutbolista francés, tras conocerse el cobro sospechoso de 1,8 millones de euros en 2011 de parte de Joseph Blatter, presidente de la FIFA y también suspendido por el mismo motivo.

Infantino fue incluido por sorpresa en octubre en la lista de aspirantes, en el último momento, como teórico ‘plan B’ en caso de que Platini no pudiera presentarse.

Los primeros contactos deportivos de Infantino, hincha del Inter de Milán, fueron como secretario general del Centro Internacional de Estudio del Deporte (CIES) de la Universidad de Neuchâtel, antes de ser asesor de diversas entidades, entre ellas las ligas de fútbol de España, Italia y Suiza. Entró en la UEFA en el 2000, como encargado de cuestiones jurídicas y comerciales. En enero de 2004 fue nombrado ya director de la división jurídica de la organización.

Fue nombrado secretario general adjunto de la UEFA y alcanzó por fin la secretaría general en 2009. Desde ese cargo ha impulsado proyectos como el del ‘fair play financiero’ de los clubes, uno de los buques insignia de la UEFA en los últimos años. (I)

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Ha sido denunciado por los DD.HH.

El jeque Salman, acostumbrado a superar crisis

El reto de gestionar la crisis de credibilidad que vive la FIFA no asusta al jeque bahreiní Salman Bin Ebrahim Al Khalifa, que llegó en 2013 a la cabeza del fútbol de Asia haciendo gala de sus dotes de mando. “Seré un líder fuerte. Cumpliré los principios del buen gobierno en todos los niveles”, prometió entonces al ser elegido.

En dos años y medio, Salman ha consolidado su liderazgo y su prestigio de buen gestor. Nacido hace 50 años en Riffa, forma parte de la familia real de Bahréin. Tiene estudios de Contabilidad y Literatura e Historia inglesa, alternando estancias en su país con otras en Londres, pero donde triunfó desde joven fue en el mundo de los negocios. Su labor en los despachos de sus empresas no ha impedido que tenga espacio para el fútbol, su otra pasión. En 1998 entró en la Federación Bahreiní como vicepresidente y en 2002 pasó ya a dirigirla.

Tiene además como uno de sus avales su conexión con el influyente jeque kuwaití Ahmad Al Fahabd Al Sabah, con gran poder en el mundo del deporte. Su imagen ha estado manchada por un controvertido episodio de su pasado, relacionado con su papel en la represión de las protestas políticas vividas por su país en 2011.

El jeque Salman era presidente de la Federación Bahreiní e importantes asociaciones de Derechos Humanos (DD.HH.) lo acusaron de haber colaborado en la identificación de jugadores en las manifestaciones. Al menos 3 jugadores de la selección habrían sido detenidos, torturados y expulsados, denuncian esas organizaciones. (I)

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El príncipe tiene formación militar

Ali, ante su segunda oportunidad

El príncipe jordano Ali Bin Al Hussein, con formación militar y rango de general en su país, se presenta por segunda vez a las elecciones para dirigir la FIFA, después de haber perdido en mayo ante Joseph Blatter, pese a que el escándalo del ‘FIFAGate’ acababa de estallar.

Entonces llegó a forzar una segunda vuelta en las elecciones, pero siendo consciente de que no podía ganar en ella decidió abandonar en ese momento. Blatter apenas resistió cuatro días, antes de que la presión por la corrupción en su organización le obligara a anunciar su próxima marcha y la convocatoria a nuevas elecciones.

Su formación ha seguido un plan exhaustivo para conjugar la tradición jordana con la vocación occidental. Habla perfectamente inglés. Empezó formándose en Amán, pero luego pasó a vivir en Estados Unidos, donde se diplomó.

Luego le tocó cumplir con una tradición de la familia real jordana, la de adquirir formación militar, y pasó a la Academia de Sandhurst, en Gran Bretaña. Con lo aprendido allí, sirvió como jefe de la seguridad del rey jordano de 1999 a 2008, antes de volcarse al deporte. Fue Presidente de la Federación Jordana  desde 1999 y exvicepresidente de la FIFA.

Ali se ha esforzado por defender su proyecto de transparencia y reformas profundas. Sus dotes de negociador le permitieron conseguir que la FIFA autorizara que las mujeres pudieran jugar con la cabeza cubierta, una medida considerada muy importante para el mundo musulmán. (I)

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El francés dejó la fifa en 2010

Champagne, un diplomático amante del fútbol

Diplomático de formación pero apasionado por el deporte desde muy joven: la vida del francés Jérôme Champagne empezó en las relaciones internacionales y en la política, pero pronto pasó a la gestión del fútbol y ahora aspira a ser el nuevo presidente de la FIFA,  organización que conoce bien por haber ocupado distintos cargos, especialmente la secretaría general adjunta de 2002 a 2005, y por haber sido en el pasado un hombre de confianza de Joseph Blatter, una etiqueta que para muchos puede pasarle factura.

Su primer contacto con el fútbol comenzó en 1976, cuando tenía apenas 18 años, al colaborar con la revista France Football. Siete años de artículos periodísticos los compaginó con sus estudios en el prestigioso Instituto de Estudios Políticos (IEP) de París, donde ingresó en 1978 y en el que se diplomó en 1981.

Siendo cónsul general adjunto en Los Ángeles, Champagne conoció a dirigentes del Comité de Organización del Mundial de fútbol de Francia- 998, entre ellos Michel Platini, y pasó después a ser asesor diplomático y jefe de protocolo del equipo organizador de aquel evento.

Participó en distintos proyectos y funciones, entre ellas el lanzamiento del programa ‘Ganar en África con África’, en colaboración con el gobierno sudafricano para que el continente obtuviera el Mundial de Sudáfrica. Abandonó la FIFA en 2010 autodefiniéndose como un “fusible político” y desde entonces trabaja como asesor deportivo de distintos clubes y federaciones nacionales. (I)

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Su primer deporte fue el karate

Sexwale, el único candidato que no estuvo en la FIFA

Político, presentador de televisión, empresario y, sobre todo, un emblema contra el ‘apartheid’: el sudafricano Tokyo Sexwale, que fue compañero de prisión de Nelson Mandela, espera ser el ‘hombre nuevo’ que la FIFA necesita. Nunca ha ocupado un cargo ejecutivo en la cúpula de la FIFA y eso es para muchos su principal valor de cara a las elecciones presidenciales del viernes en Zúrich.

Sus principales experiencias en el deporte rey se refieren a su papel en el Comité organizador del Mundial de 2010 y la dirección del Comité de Supervisión de la FIFA para Israel y Palestina.

Fue combatiente del Partido de Lucha contra el Apartheid del Congreso Africano y a mediados de los años setenta siguió su formación militar en la Unión Soviética.

Fue acusado de terrorismo y complot para derribar el gobierno de la época, lo que le costó una condena que le hizo ser trasladado en 1977 a la isla-prisión de Robben Island, donde compartió cautiverio con el mítico Nelson Mandela. Cumplió 13 años de los 18 de su condena, hasta su liberación en 1990.

Como otros reclusos del lugar, el deporte fue una válvula de escape y participó en la gestión del club Makana, de los prisioneros políticos de Robben Island. Un equipo que en 2007 se ganó el estatus de miembro honorífico de la propia FIFA.

El fútbol no fue curiosamente el primer deporte que atrajo el interés de Mosima Gabriel Sexwale -su verdadero nombre-, ya que de niño era un apasionado del karate y eso le hizo ganarse el apodo de “Tokyo”, que le acompaña desde entonces. (I)