José Terán: el realismo mágico del fútbol
Era tan pícaro, que un día hizo que su mejor amigo, Jorge el ‘Pollo’ Atapuma, se haga pasar por el presidente de la República, José María Velasco Ibarra. El fundador del Independiente de Sangolquí, José Julio Alexis Terán Albán, además de ser un ganador, siempre fue bromista, malhablado y líder, líder hasta la última exhalación de su existencia.
Diego Terán Santamaría (46 años), el tercero de sus 4 hijos, retiene en su memoria las anécdotas que años después siguen vivas en los corazones de su madre, Josefina Polonia Santamaría (73 años), doña ‘Pola’, y de los amigos más cercanos de su progenitor, como Marco Sandoval, creador de la primera barra de los entonces ‘diablos rojos’ de Sangolquí.
Don José trabajaba como conserje del Municipio de Rumiñahui y, además, tenía la zapatería que heredó de su padre, Julio Terán. Desde joven sobresalió por su afinidad con los actos sociales, culturales y deportivos. Organizaba los eventos de Semana Santa, Año Viejo, Navidad... quedándole de estas actividades decenas de amigos.
En 1958, motivado por lo que leía en la revista El Gráfico de Argentina sobre Independiente de Avellaneda y con el apoyo de alrededor de 70 artesanos, el 1 de marzo de ese año, fundó al Independiente. Zapateros, carpinteros, mecánicos, orfebres, joyeros, sastres, etc., fueron los jugadores del equipo.
El primer torneo en el que intervino fue el de segunda categoría de la Liga Cantonal, donde rivalizó con representativos como Salinas, Atletic, Chacarita, Rumiñahui, Brasilia... adquiriendo buena reputación en forma inmediata.
Uno de los sitios preferidos para los festejos era la sala de reuniones del Cabildo, hacia donde Pepe accedía por ser el conserje. Ahí, él y sus amigos celebraban con el whisky del Municipio los triunfos o ahogaban las derrotas. Pese a ser personas humildes, se daban ese lujo.
José, uno de los hombres más populares de la época, tenía excelente relación con las autoridades del gobierno local; al punto que ayudaba a los burgomaestres durante las sesiones. Cierto día, durante una sesión de los alcaldes de Pichincha, el ocurrido zapatero le indicó al ‘Pollo’ Atapuma que lo llame al ayuntamiento y se haga pasar por el jefe de Estado, Velasco Ibarra.
En plena reunión, el teléfono sonó. El conserje respondió y, con tono alto, dio a entender que estaba hablando con el primer mandatario. Los alcaldes de los otros cantones escuchaban perplejos y después que Terán terminó la charla, algunos le pidieron concertar audiencias con Velasco, creyendo por completo que Pepe era su amigo personal.
Otra de sus características era la de promover espectáculos que veía en la televisión; por eso impulsó un show de lucha libre al que bautizó como ‘Titanes en el Ring’, emulando a un programa argentino. En la plazoleta municipal montó un cuadrilátero y, junto con sus amigos, teatralizaban los combates. Pepe se disfrazaba de El Santo, el enmascarado de plata.
También se distinguía por ser un jugador hábil y boquillero, de temperamento fuerte. A aquello refiere Segundo Chumañia (74 años), otrora delantero de Independiente; lo califica como estricto, pero buena persona.
No perdonaba las faltas disciplinarias. Pepe era muy, muy malhablado, pero no usaba sus insultos para provocar a los rivales, sino para reclamar a sus compañeros. De manera muy disimulada, al observar que alguno fallaba o se mostraba displicente, se acercaba y le reclamaba o amenazaba al oído.
Diego indica que su progenitor jugaba de volante 5 creativo y repetía varias recomendaciones a los otros futbolistas, como aquello de saber desquitarse de una agresión, para ello debían esperar al menos 15 minutos; de esa forma, era menos probable que el árbitro repare que se trataba de la represalia.
No obstante, peculiaridades inolvidables para todos quienes lo conocieron fueron su liderazgo, su sentido de superación y responsabilidad. No dudaba en pagar las multas por tarjetas amarillas o rojas cuando el sancionado no lo hacía y siempre estaba preocupado por tratar bien a quienes aportaban al combinado.
Con la finalidad de atender bien a los “extranjeros” (refuerzos que venían de Quito), recolectaba dinero y les daba de comer hornado, mientras en los entrenamientos acostumbraba a brindar a los exponentes leche con plátano.
Respecto al sentido de superación, Terán consta entre los pioneros del colegio nocturno Rumiñahui, a donde él ingresó a estudiar la secundaria. Su propósito, tras culminar el bachillerato, era entrar a la universidad para seguir la carrera de Derecho.
Responsable hasta más no poder, según relata su concuñado, Marco Sandoval (71 años), al fenecer su padre, Pepe asumió el papel de jefe de hogar, no solo ayudando en la manutención de su madre, Lucrecia Albán, sino que, incluso, apoyó a su hermano menor, Julio Jr., para que se capacite en la marina.
Para Pepe, sus hijos Lupe (50 años), Yolanda (48 años), Diego (46 años) y Jorge (42) eran la máxima adoración; siempre trató de criarlos con buenos ejemplos, le encantaba verlos limpios, al igual que a la casa, en el barrio San Sebastián, ubicado a 2 cuadras del estadio Rumiñahui.
En 1975 murió de peritonitis, tenía 33 años y estaba en tercer curso. En torno al deseo de ver grande al Independiente, en una práctica, al darles leche con plátano a los deportistas, les dijo “deben alimentarse bien, este equipo será uno de los mejores del mundo”, causando la burla de todos. Ahora, al saber que este club, como Independiente del Valle, disputará la final de la Copa Libertadores, tal vez causaría que contengan las carcajadas. (I)