Ya sea por amor al fútbol o algún otro interés, a cinco líderes del fútbol mundial aún les resulta atractiva la presidencia de la FIFA. Pero ocupar el cargo implica combatir con la desconfianza popular hacia la institución; la base sobre la que se asientan los principales problemas que hoy atraviesa el organismo tras el escándalo ‘FIFAgate’ (ver infografía). La poca fiabilidad de la entidad ya tiene cifras, y es que en una realizada por la organización Transparencia Internacional, el 69% de los encuestados dijo no tener confianza en quienes administran el fútbol.

El abogado Gianni Infantino (UEFA), el jeque Salman Bin Ibrahim (Confederación Asiática), el príncipe Ali Bin Al Hussein (federación de Jordania), el diplomático Jerome Champagne (exfuncionario FIFA) y el político Tokyo Sexwale (excomisionado FIFA) son conscientes de la labor de reconstrucción institucional que implica sentarse en el sillón que por 17 años le perteneció a Joseph Blatter. Pero el mayor obstáculo de quien tome el mando será el cambio de contexto administrativo, el cual fue rediseñado en función de frenar la corrupción intrínseca a la entidad.

Hace ya casi un año la FIFA dejó de ser ese ‘Vaticano’ que a ‘Sepp’ le gustaba regentar sin fiscalización alguna. La Cámara de Representantes helvética cambió las reglas del juego en septiembre del año pasado cuando aprobó la ‘Lex FIFA’. A través de dicha normativa -originalmente diseñada para el control de entidades privadas en general- el soborno se convierte en delito base para actos de corrupción de manera automática y puede ser penalizado hasta con tres años de prisión.

Considerado el tema legislativo estatal, cabe analizar las reformas al estatuto interno de la FIFA que serán sometidas a votación el viernes. Los cambios a la reglamentación  obligarán al próximo presidente a no postularse por más de tres períodos. También se creará un sistema de control de integridad para los miembros del directorio, y se establecerá una separación radical de quienes toman las decisiones políticas y los encargados de llevar la economía. Si bien la aprobación quedará en manos de los afiliados, la presión es fuerte, pues las reformas vienen etiquetadas como el primer baño de transparencia.

Una vez asentado sobre ambas plataformas normativas, el nuevo presidente tendrá que emprender una campaña de recuperación de imagen institucional, potenciar la marca FIFA para que vuelva a ser atractiva, sanear las cuentas y los mandos medios; así como supervisar que las confederaciones no acojan a los ‘herederos’ de los directivos destituidos tras el escándalo. (I)

Sondeo revela el favoritismo de Gianni Infantino

Gianni Infantino y el jeque Salman están a la cabeza en las intenciones de voto, delante de los otros tres candidatos a la presidencia de la FIFA, según un recuento de la AFP, que interrogó a las 209 federaciones que votarán. Esta encuesta muestra que la elección será sin duda apretada entre estos dos favoritos, sobre el fondo de cálculos políticos y a veces de situaciones caóticas en algunos países.

En total, 209 federaciones votarán el viernes en la sede de la FIFA, en Zúrich, en Suiza, para elegir al sucesor de Joseph Blatter al frente del fútbol mundial.

La AFP solicitó a la totalidad de estas federaciones indicar por quién votarían. Respondieron 161, el 77%.

Entre ellas, 68 afirmaron a la AFP que votarán por el ítalo-suizo Gianni Infantino y 28 por el jeque bahreiní Salman.

Esta diferencia entre ambos hay que tomarla con pinzas, ya que federaciones europeas, llamadas a votar por Infantino por la UEFA, fueron más numerosas en responder que las de Asia o África, que supuestamente votarían por Salman, según las consignas de las Confederaciones Asiática (AFC) y Africana (CAF).

Cuatro federaciones señalaron que votarán al príncipe jordano Ali y ninguna a los otros dos candidatos, el francés Jerome Champagne y el sudafricano Tokyo Sexwale.

Por último, 61 federaciones no quisieron hacer público su voto. Una cifra importante antes de una última recta que no estará exenta de cálculos políticos y algunas federaciones podrían ignorar las consignas dadas por sus confederaciones continentales.

Cuatro de las seis confederaciones han dado consignas de voto a sus miembros, aunque no todos se han comprometido a seguirlas. (I)