Atlético de Madrid y Marsella se enfrentan en una final inédita
El Atlético de Madrid enfoca a una final dos años después del llanto de Milán en la Liga de Campeones, esta vez en la Liga Europa y como indudable favorito ante al Marsella en Lyon, con toda la presión que conlleva esa condición.
Porque para el conjunto rojiblanco no hay términos medios en este choque decisivo en la ciudad francesa, con la que aún mantiene una deuda desde hace 32 años, la Recopa de Europa perdida con el Dínamo de Kiev.
El triunfo supone terminar la temporada con un título que no gana desde hace cuatro años, lograr el sexto trofeo de la era Simeone, agrandar la década más productiva por palmarés del club, con siete títulos desde 2010, incluidas dos Ligas Europas (2010 y 2012), y demostrar que el indiscutible favorito es un campeón incontestable.
También sería la reivindicación de un equipo que ha sufrido incontables dificultades esta temporada, pero que se ha rehecho a casi todas, a punto ya de cerrar su segunda posición en la liga y listo para conquistar un torneo ahora con pinta de consuelo, pero que no hace mucho -seis años- despertó una euforia tremenda.
La derrota significa todo lo contrario: sería una decepción sin matices para un equipo que se había estructurado para luchar por todo, al que su temprana eliminación de la Liga de Campeones le recondujo hacia la Liga Europa, entonces un mal menor ahora una prioridad.
En frente, el Olympique de Marsella llega al momento cumbre de su temporada. Es su quinta final 25 años después de haber ganado la Liga de Campeones, el único título europeo que luce en sus vitrinas y que su hinchada restriega ante sus rivales, dado que es el único club francés que cuenta con él.
Una final que el conjunto marsellés debería afrontar sin presión al no imaginarse que alcanzaría semejantes cotas de la competición a principios de la temporada. Sin embargo se juega mucho en este partido, puesto que no tiene asegurada la clasificación para la próxima Liga de Campeones. (I)