Escaladores de Pichincha, en la cima de los Nacionales
Posee la técnica necesaria para sostenerse con precisión en las presas del boulder. Su destreza y flexibilidad se condensan bien en la figura de 1,65 m con la que cuenta la pichinchana Andrea Rojas. La roca superficial presenta varios problemas a resolver, tanto en ascenso como en travesía (horizontal), pero ella los superó muy bien.
Así logró incribirse en la final, que se desarrollara hoy, desde las 09:45, en el muro de escalada deportiva de La Vicentina, centro-norte de Quito, escenario que sirve como subsede de los IV Juegos Nacionales Pre-Juveniles, cuya sede principal es la provincia de Tungurahua.
“Andre, Andre”, la alentaban sus compañeros del equipo de Pichincha, mientras ella, frente a la pared, analizaba minuciosamente la mejor opción para ascender con seguridad y sin dejar de pasar por las presas (agarres) señaladas como bonos (para determinar en caso de empate a los finalistas).
“Este deporte es una mezcla de velocidad e inteligencia para encontrar el mejor lugar por donde ascender y sin arriesgar mucho las extremidades”, explicó Andrea.
A sus 16 años es la mejor exponente de esta disciplina en el deporte pichinchano. En 2010 se convirtió en la monarca panamericana de esta actividad.
En el actual torneo nacional Pre-Juvenil ya alcanzó la presea dorada en la modalidad dificultad y espera repetir la distinción. “El trabajo que se cumple diariamente en esta provincia y la presencia de nuevos conceptos impulsados por los técnicos venezolanos nos han dado una ventaja relativa”.
Andrea cursa el segundo año de bachillerato en Ciencias y apenas concluya la secundaria iniciará sus estudios universitarios. Desea ser profesora de educación física con especialidad en escalada. “Me gusta mucho este deporte. Aquí encuentro la motivación necesaria para luego ir a casa y cumplir con las tareas escolares”.
Gracias a su desempeño y rendimiento nacional ha asistido a tres mundiales: Francia, Escocia y el año pasado participó en Austria, donde logró su mejor posición internacional al ser decimoséptima.
Por encontrarse de vacaciones, su horario de entrenamiento se duplicó. Pasa prácticamente todo el día en La Vicentina y solo tiene respiro para el almuerzo. “Para mí no es un exceso lo que hago, lo disfruto totalmente y eso me motiva más”.
Por el esfuerzo que soportan las extremidades, el año pasado sufrió algunas lesiones, pero logró superarlas. “Aquí son comunes los esguinces de tobillo y las capsulitis (inflamación de la cápsula del tendón) en los dedos, porque a veces no se tiene una técnica precisa para coger los agarres y cuando se hace muy fuerte hay complicaciones. Además, hay que tener una adecuada forma de caer para no torcerse los pies”.
En el boulder, cada competidor lleva como ayuda suplementaria la funda de magnesio en la espalda y los zapatos especiales denominados “pies de gato”, por la adherencia que tienen a las paredes.
El magnesio sirve para evitar el exceso de sudor en las manos y que se vuelvan resbaladizas. En una especie de malabares los competidores se sostienen con una mano, mientras la otra alcanza la espalda para frotarse con ese polvo blanco.
Son cuatro paredes las que debieron sortear los 18 participantes de ocho provincias. Cada uno tuvo un máximo de 5 minutos para llegar a la meta, sin un límite de intentos.
En el piso se colocó una colchoneta gris de 60 cm de alto que los protegió en las caídas. Luego de cada intervención, en las cuatro paredes se pasó una especie de cepillo para limpiar los obstáculos del exceso de magnesio que dejaron los deportistas. La final de hoy se cumplirá en ocho muros, cuatro para hombres e igual número para mujeres.