Las redes sociales fueron objeto de crítica del autor
Número Cero, el último libro de Umberto Eco
Umberto Eco está muerto. El autor de El nombre de la rosa y Apocalípticos e integrados tenía 84 años. Fue un rumor que corrió en las redes sociales a partir de las 18:30 de ayer. Quien dio la noticia fue el diario italiano República, luego de la confirmación de la familia al periódico. Su muerte se produjo a las 22:30 (hora en Italia) en su casa, rodeado de su familia. Hasta el cierre de la edición no se conocían los detalles, aunque llevaba tiempo aquejado por el cáncer.
Eco, semiólogo, filósofo y escritor prolífico, presentó su último libro Número cero el año pasado. En él abordaba las crisis del periodismo a partir de la historia de un diario fallido. Incomodó a muchos con su postura, como ocurrió con sus anteriores novelas.
¿Por qué escribió este libro?, le preguntaron muchas agencias tras la publicación. Él casi siempre respondía lo mismo, era una autocrítica a la naturaleza del oficio, a lo que estuvo y está mal.
Desde 1960 muchos de sus artículos y ensayos sobre los mass media fueron publicados en diferentes medios. “Llevo escribiendo artículos y ensayos sobre los defectos del periodismo italiano desde 1960, en muchos casos con polémicas, en otros discutiendo con amigos... Yo mismo he escrito en periódicos, así que se trata de una crítica desde el interior. Desde hace 10 años tenía en la cabeza esta idea de hacer una novela sobre los defectos del periodismo, pero lo había ido retrasando. Hasta hoy”, dijo el año pasado al diario español El Mundo.
En 1988 Eco fundó el Departamento de Comunicación de la Universidad de San Marino. Desde 2008 fue profesor emérito y presidente de la Escuela Superior de Humanidades de la Universidad de Bolonia.
La academia fue el mejor escenario para el escritor italiano, quien es descrito por el diario Corriere como “la reconstrucción de una parte importante de nuestra historia cultural”. Una historia tanto de Italia como del mundo.
Eco sostenía que una de las primeras cosas que se debería enseñar a los niños es a filtrar noticias en internet, y no solo a los más pequeños sino también a quienes desean ser periodistas.
“Un ejercicio podría ser elegir un argumento y buscarlo en 10 sitios distintos. Haciendo una comparación se podría crear un sentido crítico”, le dijo también a El Mundo.
Una de las últimas polémicas que protagonizó el experto en semiótica fue respecto a las redes sociales, que según él “le han dado la palabra a legiones de imbéciles que antes solo hablaban en el bar, con un vaso de vino encima y no causaban ningún daño al colectivo. Les mandaban a callar enseguida mientras que hoy tienen el mismo derecho a la palabra que un premio Nobel. Es la invasión de los imbéciles”.
Eco es también reconocido en el mundo de la filosofía y la semiótica y sus dos obras más conocidas por el público general son El Nombre de la rosa y El Péndulo de Foucalt. La primera incluso fue trasladada al mundo cinematográfico en una película protagonizada por el actor Sean Connery.
En El Nombre de la rosa aborda un denso relato que transcurre en una abadía medieval italiana y donde, con una estructura similar a la de las novelas policiacas, el protagonista, un fraile inglés llamado Guillermo de Baskerville, indaga en una serie de asesinatos y llega a descubrir al autor y a los inductores de todos ellos.
También escribió decenas de ensayos sobre temas tan dispares como estética medieval, las poéticas Joyce, la memoria vegetal, James Bond, la historia de la belleza o de la fealdad. “Lo bello se sitúa dentro de ciertos límites, mientras que lo feo es infinito, por lo tanto más complejo, más variado, más divertido”, explicaba en una entrevista en 2007, y añadía que “siempre le inspiraron afecto los monstruos”.
Nacido en Alessandria, norte de Italia, el 5 de enero de 1932, Eco se doctoró en Filosofía en la Universidad de Turín, con L. Pareyson.
Su tesis versó sobre El problema estético en Santo Tomás (1956), y su interés por la filosofía tomista y la cultura medieval se hizo presente, hasta emerger de manera explícita en El nombre de la rosa.
En 2000 fue condecorado con el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.
Desde el año pasado llevaba una dieta alejada del alcohol debido a su avanzada edad. En ese entonces indicó que escribiría hasta morir, lo cual cumplió.
Reacciones
Tras conocerse su deceso, en las redes sociales hubo numerosas reacciones. Fernando Alvarado, ministro ecuatoriano de Turismo, escribió en su Twitter: “Hasta siempre, #UmbertoEco. Lo poco que sé, lo aprendí en tus libros”.
El primer ministro italiano, Matteo Renzi, transmitió su pésame a la familia, y destacó del escritor su “inteligencia única”, capaz de “anticipar el futuro”. “Fue un ejemplo extraordinario de intelectual europeo, unía una inteligencia única con una incansable capacidad de anticipar el futuro”, destacó Renzi.
“Es una pérdida enorme para la cultura, que echará de menos su escritura y su voz, su pensamiento agudo y vivo, su humanidad”, agregó el funcionario.
El escritor Roberto Saviano publicó un mensaje sencillo de despedida en el que citó las últimas palabras de ‘El Nombre de la rosa’. “Nomina nuda tenemos. Adiós profesor”, escribió. (I)
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Se solidarizó con México
El escritor fue un defensor de las causas justas
Umberto Eco dijo haber leído en la prensa italiana lo ocurrido en Guerrero (México): 43 normalistas desaparecen en manos de la policía.
Fue así que el escritor italiano se solidarizó con los familiares de los normalistas de Ayotzinapa desde Milán.
Desde el pleno centro de la ciudad estuvo en octubre de 2014 junto al grupo de mexicanos que viven en Italia y que gracias a las redes sociales habían logrado ponerse de acuerdo para manifestarse por los hechos en Iguala, Guerrero.
“La realidad que México ha mostrado al mundo es decepcionante. El caso de Iguala, sumado a muchos otros sucesos en los últimos meses, ha dejado claro que no se puede hablar ya de criminales comunes sino de la criminalidad de representantes del gobierno tanto local como estatal y federal, que por acción u omisión permitieron que esto ocurriera y ahora no parecen hacer lo necesario para resolverlo y restaurar la confianza en ese mismo gobierno”. Esta fue parte del extracto de una carta que envió al Gobierno mexicano, y que firmó junto a Noam Chomsky. (I)