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Es un trabajo con cerámicas policromadas y esmaltados al horno

La masacre obrera resiste el olvido en un mural

Este es el segundo mural del artista plástico quiteño, Pavel Égüez,  en Guayaquil. El primero está en el Complejo Judicial de Valdivia, al sur. Foto: Karly Torres / El Telégrafo
Este es el segundo mural del artista plástico quiteño, Pavel Égüez, en Guayaquil. El primero está en el Complejo Judicial de Valdivia, al sur. Foto: Karly Torres / El Telégrafo
06 de diciembre de 2015 - 00:00 - Redacción Cultura

La masacre obrera del 15 de noviembre de 1922 se ha convertido en hecho inamovible del imaginario colectivo. Nunca hubo una disculpa. No se retractaron ni el poder ni de los medios que mancharon las intenciones de los trabajadores en favor de sus derechos. Ante lo ocurrido está la resistencia al olvido.

Aunque tarde, en Guayaquil se inaugura una imagen simbólica de la masacre ordenada por el presidente José Luis Tamayo. Está mirando al este, camino al Guayas, donde se lanzaron los cuerpos heridos de los militantes de la época.

El mural retrata desde la entidad encargada de la justicia, la impunidad que durante años ha enfrentado la memoria colectiva. Según su autor el muralista y artista plástico quiteño Pavel Égüez, las figuras de la masacre están recordando que estos casos no deben tener cabida en la actualidad.

La obra recibe el nombre de ‘Las cruces sobre el agua’ y se concibe, desde su planteamiento, hace dos años, como un homenaje a Joaquín Gallegos Lara, el novelista guayaquileño que relata a través de su novela con el mismo nombre los sucesos dramáticos que generaron los reclamos de las primeras organizaciones sindicales que tuvo el país para el reconocimiento de sus derechos fundamentales.

“Es un caso que en la historia del Ecuador quedó en la impunidad y simbólicamente está en la Corte Provincial de Justicia. La referencia literaria de este personaje está representada en la memoria”, dice Égüez.

El relato conmovedor de los obreros heridos tras día de protestas inauguró un sector de la clase obrera. “Nos quedó en la memoria y en el sentido de lo popular, cuando la gente cada año lleva esa memoria a la ría, en representación de lo que pasó, así se constituye el pensamiento de lo popular, a pesar de que el Estado nunca creó iconografías de ese hecho, el país de alguna manera los ha ido archivando en su memoria”, dice.

Égüez, quien se ha destacado por una tradición muralística en la defensa de los derechos humanos, destaca el mural diagonal a la columna de los próceres de Independencia ubicado en el Parque Centenario de Guayaquil. Para él es una mirada a la memoria no solo de los guayaquileños sino del país respecto a un acontecimiento que marcó una serie de hechos históricos a principios del siglo XX.

“Los personajes saliendo de mi pintura tienen una connotación más universal, no están solo mezclados a lo andino, los personajes nos remiten a ese hecho histórico que marca nuestra visión como nación. Además Joaquín Gallegos Lara se constituye cada vez más en un escritor universal. Este pensamiento que sale de lo particular, pero tiene que ser una voz universal”, dice el muralista.

El trabajo se concibe durante dos años, trabajado especialmente con técnicas de cerámicas policromadas, esmaltadas al horno, de manera que la cromática pueda estar intacta en el tiempo.

Este es el segundo trabajo en murales de Égüez en la ciudad. El primero retoma los hechos de la Hoguera Bárbara, el fuego que quemó el cuerpo pequeño del Viejo Revolucionario Eloy Alfaro. Este está ubicado en el Complejo Judicial de Valdivia, al sur de la ciudad.

Égüez se incorpora con su homenaje a Gallegos Lara y a las personas que conmemoran año a año la masacre obrera escondida en la impunidad, a una tradición muralística latente en Guayaquil, ciudad en la que a pesar de que el tratamiento sobre el espacio público tiene un sentido hegemónico, hay muchas obras que -a criterio de Égüez- marcaron un momento importante en el muralismo ecuatoriano.

Está ‘La Cultura’ de Alfredo Palacio en la parte frontal de la Casa de la Cultura, las diversas expresiones de Jorge Swett en el Hospital del Niño, en el Hospital Teodoro Maldonado Carbo, o el que le da forma a la Caja del Seguro junto a Segundo Espinel. Están también los murales de Oswaldo de Guayasamín o el de Víctor Manuel Rendón Seminario. (I)

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