Sin agencia ni representante. Gracias a su cuenta Instagram, Leya Ljaz, de 17 años, se subió esta semana a un tren en Ginebra y llegó a París con una agenda repleta de audiciones y una tremenda ilusión por debutar en la prestigiosa Semana de la Moda de la capital francesa.

Esta joven mestiza de cejas gruesas no deja de consultar su teléfono mientras espera su turno en la firma Neith Nyer.

“Ayer pasé la primera, había modelos de verdad, fue increíble. Estoy esperando una respuesta”, explica la joven, muy ansiosa.

“Sé que acabaré en el mundo de la moda. Crecí en Nueva York y gracias a mi madre, que le encanta todo esto, conozco muy bien la Fashion Week”, añade esta estudiante.

Ella mismo se pagó su billete a París y tiene “la suerte” de tener una amiga que la aloja gratuitamente en la Ciudad Luz.

Su contacto es Leila Hassiba Azizi, directora de audiciones para varias firmas de moda y especialista en descubrir caras nuevas en la calle y sobre todo ahora en Instagram, la red social que pertenece a Facebook y sirve para publicar solo imágenes y breves historias. En esa plataforma descubrió las fotografías de Leya y le escribió pese a que solo ha desfilado una sola vez en Ginebra.

La nueva vitrina

“Instagram ya es la calle, es incluso lo que no tenemos tiempo de ver en la calle, porque la gente muestra ahí sus gustos, parte de su personalidad”, explica Azizi mientras recibe a sus candidatas en un edificio decimonónico, en cuyos jardines tendrá lugar el desfile de Neith Nyer, marca del diseñador brasileño Francisco Terra.

Azizi se pone en contacto con las chicas de cualquier lugar del mundo y les propone “trabajar juntas”.

Si están interesadas “les digo que si vienen a París me escriban” y así, cuando se acerca la gran cita de la moda, “empiezo a recibir correos de jóvenes que desembarcan durante varios días”.

Es igualmente el caso de la belga Maud Van Dievoet, de 23 años.

De pelo corto y risueña, esta estilista que vive en Londres ya ha desfilado en la capital británica y ahora prueba suerte en París.

“Me encanta ver la moda desde este lado. Desfilar es fantástico, es adrenalina, y si además te gusta la marca, te sientes orgullosa de llevar su ropa”.

Otro motivo de satisfacción para Maud: ser su propia representante. “Estuve en una presentación de moda en Milán (...) Se veía que todas habíamos sido descubiertas en Instagram, primero porque no éramos superaltas, pero también porque éramos nuestras propias jefas, lidiábamos con todo. Hay una gran diferencia con las modelos de agencia, a ellas se les organiza todo”.

La danesa Ida Rathje Ravnborg, de 20 años, es una de las contadas candidatas de la audición que llegó a París de la mano de una agencia con otras cuatro chicas.

Ni siquiera fue detectada en Instagram: una amiga envió fotos suyas a una agencia, que la llamó para firmar un contrato y al poco tiempo emprendió un viaje organizado para asistir a las Semanas de la Moda de Londres, Milán y París, las más prestigiosas del mundo, junto con la de Nueva York.

“Nunca pensé ser modelo, pero esto me encanta. Acabamos de llegar de Milán y nos hemos instalado en un apartamento de la agencia”, afirma Ida, a quien esta oportunidad le vino en pleno año sabático.

Hoy tiene seis pruebas de modelaje y confía en ser elegida en al menos uno, ya que hasta ahora solo algunas de sus compañeras se subieron a la pasarela.

“Lo importante es ser tú misma y estar relajada, porque si no lo estás, lo notan”, añade Ida, que ya se apuntó a Instagram y tiene ahora un millar de seguidores.

¿Pasarelas para todas?

El desfile de Neith Nyer contará con unas 30 modelos, la gran mayoría provenientes de la red social Instagram, aunque “todas cobran lo mismo”, con o sin agencia.

Azizi no ha pedido las medidas de ninguna.

“Buscamos una belleza diferente, para dar al desfile una sensación de realidad”.

Pero hay marcas para quienes este tipo de audiciones “no tiene sentido”, porque aunque “empiezan a abrirse”, “su público no es sensible” a este tipo de belleza, afirma Azizi, que también trabaja para una agencia.

Pese a todo, las fronteras son porosas y cada vez que los profesionales como Azizi encuentran una chica fuera de lo común en Instagram, “las agencias nos las quitan. Es parte del juego”, afirma. (I)