Chile, líder de la astronomía mundial
Aunque cuesta más verlo, el cielo también está estrellado durante el día y, con ayuda de un telescopio y pocas nubes, la emoción de atisbar en el lente a Marte es la misma que durante la noche.
La principal barrera entre Venus, Marte o Saturno y los ojos de los curiosos aficionados dispuestos a vivir en la tarde del sábado esta experiencia en el Observatorio Cielos Chilenos, en las afueras de Santiago, es el cielo encapotado.
Sin embargo, de vez en cuando y con mucha paciencia para encontrar el objetivo, fugazmente las nubes dejan al descubierto a un brillante Marte o incluso los nítidos anillos de Saturno.
“Venus está debajo del sol”, explica el propietario de este observatorio, Dámaso García, por lo que la luz de la estrella impide verlo a la luz del día.
También el sol se ve a través de un filtro rojo para no dañar la retina. “Hay que fijarse en la periferia del círculo para apreciar las tormentas en caso de que aparezcan”, dice García, quien se gana la vida como corredor de bolsa. Esta tarde, el astro rey, al parecer, estaba en calma.
“Los planetas y las estrellas siguen ahí siempre, el único problema es que el sol nos ciega, es como tratar de encender una cerilla frente a los faros de un coche, y verla desde la distancia no ves la cerilla”, explica el joven astrónomo español Rubén Herrero, partícipe de la experiencia.
“Siguen brillando como siempre”, agrega Herrero, que acaba de incorporarse al equipo del radiotelescopio ALMA —en el norte de Chile— para investigar el choque de las galaxias.
Los telescopios logran distinguir la luz de las estrellas porque la refracción de los rayos en los lentes o su reflexión en los espejos debilita el brillo de la parte que se examina en el cielo.
Para eso hay que tener los telescopios muy alineados a las coordenadas del lugar y la memoria de los parámetros captados durante la noche.
Una docena de telescopios apuntan sus lentes hacia el cielo en el jardín de la casa de campo de García de la Maza, quien cuenta con el apoyo del personal de ALMA y de Imagen Chile para promover esta experiencia educativa.
La astronomía al alcance de todos los ciudadanos
La observación diurna de los cielos abre las puertas de la astronomía a colegios, universidades, parques centrales, regimientos y cárceles, el gran reto de García de la Maza.
“¡Imagínense que un preso pueda tener la oportunidad de contemplar el universo, qué maravilla sería!”, dice entusiasmado el apasionado de la astronomía, seguro de que abriría nuevas oportunidades y nuevas pasiones para hacer un cambio de vida.
Chile tiene unas condiciones únicas para la observación del universo, en particular desde los cielos límpidos del desierto de Atacama, el más árido del mundo, en la parte norte de la nación sudamericana.
Con observatorios dotados con telescopios ópticos, infrarrojos o radiotelescopios más sofisticados como los de Paranal, Las Campanas, Gemini o ALMA, el país se ha convertido en “los ojos del universo” con más del 40% de la observación terrestre.
Se espera que en la próxima década, la capacidad de observación se amplíe al 70% con ayuda de la instalación de nuevos macrotelescopios. “Mi sueño es que Chile [...] tenga una gran cantidad de observatorios donde la gente que nunca ha visto nada, porque en general la gente nunca ha visto estas cosas, tenga acceso a conocer lo que a mí me ha cautivado”, concluye García de la Maza mientras alza su mirada hacia las estrellas. (I)