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Ecuador, 22 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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¡Ahora devuelvan a las muertas!

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“Hay quienes postean en redes sociales, hay quienes protestan en la calle, hay quienes realizan donaciones silenciosas, hay quienes se auto educan, hay quienes están teniendo conversaciones profundas con amigos y familiares. Una revolución tiene muchos carriles, sé amable contigo mismo y con los demás que viajan en la misma dirección, solo mantén el pie en el acelerador”, publicó Emma Watson en sus redes sociales.

En el siglo XX mientras las mujeres luchaban por el derecho al voto, en Reino Unido y España se registraron varias protestas, muchas mujeres murieron, mientras que, en Ecuador, Matilde Hidalgo de Procel utilizó la fuerza de sus argumentos. Los cambios no son fáciles y tienen múltiples caminos.

Durante los cuatro días de feriado por el bicentenario de Cuenca se perpetraron seis femicidios. En uno de ellos, el más salvaje, la víctima fue Maribel, una joven madre de 26 años, asesinada con 113 puñaladas. La indignación desbordó las calles y el 6 de noviembre el puente Mariano Moreno, puente icónico de Cuenca, amaneció pintado con la siguiente consigna: “¿Quieren que dejemos de rayar sus muros? Fácil: Dejen de matarnos.” En el piso junto al puente gente empezó a depositar carteles, mensajes, velas y flores, en memoria de las muertas. Así, el puente pasó a ser la noticia y el motivo de indignación de la opinión pública dejó de ser las asesinadas, sino el grafiti en el puente, porque “esa no es la forma”. Ya no eran Cristina, Katherine, Marilyn, Fladis, Yomira ni Maribel. Era el puente.

En menos de 24 horas el puente fue pintado. Ahí estaba, en un costado de la calle el “montonsito” de velas, carteles y flores en memoria de las víctimas. Así como cuando botan los ultrajados cuerpos de las mujeres.

Haciendo gala de una crueldad increíble un edil de la ciudad pidió cámaras y acciones para detener a los vándalos que se atrevieron a pintar el puente. Hay cosas que no enseñan en la academia y es a tener la sensibilidad suficiente para comprender el dolor ajeno.

Al medio día del 7 de noviembre mi papá, mi mamá y yo fuimos al puente, dejamos rosas moradas y unos cartones en los que se leía “Ahora devuelvan a las muertas”.

No se puede. Esa es la paradoja. Las personas somos el patrimonio.

Ante la muerte violenta no puede ser la noticia el puente, el plantón, la canción, o cualquier acto que hace el movimiento de mujeres. Feministas y no feministas, cada quien desde su espacio y forma busca evitar más muertes.

Dicen que Cuenca es una ciudad en donde pesa “la apariencia”. Borrar el grafiti  del puente es un intento de tapar una dolorosa realidad. La Atenas del Ecuador los últimos 10 años ha superado la media nacional sobre índices de violencia hacia la mujer.

El femicidio es una tragedia 100% prevenible. La violencia es una pandemia. No sólo es cuestión de culpar al patriarcado y elaborar cuantas explicaciones existen al respecto; y, la solución no es “quemarlo todo”, ni tampoco son suficientes las campañas de “reporta la violencia”. Resulta que las mujeres sí denuncian. Sucede que no nos creen y el sistema de justicia no responde.

¿Cuándo vamos a dejar la pelea estéril por las formas? En Ecuador una mujer muere cada 72 horas en manos de la persona que juró amarla. La violencia nos afecta a todos de ahí que cada quien busque la forma que mejor le parezca para visibilizar y ponerle fin. El reto es que nos pesen las muertes y no la apariencia de unas paredes. No podemos esperar 200 años para cerrar la brecha global de género como indica el Foro Económico Mundial.

Estamos a puertas de conmemorar otro 25 de noviembre -Día Internacional para Erradicar la Violencia Hacia la Mujer-. ¿Qué falsa promesa nos van a decir las autoridades este año? En Cuenca se escucha la iniciativa de colocar placas con los nombres de las mujeres víctimas de femicidio. Importante simbolismo. Nos van a faltar puentes para colocar todos los nombres. No es suficiente y basta de contentarnos con simbolismos por la fecha. Necesitamos acciones concretas e insistir en presupuestos suficientes para tratar de manera integral la prevención de la violencia.

Aunque no todos compartan las formas. El día que la violencia le quité a su hija, hermana, esposa, madre; estarán ellas, pidiendo justicia y usted no va a querer que ellas se vayan. Espero que ese día nunca llegue.

¡Vivas nos Queremos”

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