Los menores evidencian los abusos sexuales a través de dibujos y juegos
Linda trazó una línea en la mitad de una hoja y dibujó dos ambientes, cada uno con un sol y personas (masculinas y femeninas) con tres piernas, la de en medio sin dedos.
María Cecilia López, experta en psicoanálisis de niños por la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires, Argentina, cuenta que este dibujo sirvió como prueba en un juicio oral en su país.
“La especie de tercera pierna es un símbolo fálico. Los soles representan a una autoridad masculina y al haber dos se interpreta que existe conflicto, que puede ser un padre que muestra dos personalidades”.
También hay lluvia, al lado derecho de la composición hay rayones apretados que, según López, denotan angustia, nervios, conflicto.
La especialista explicó que no solo a través de imágenes se perciben alertas de abuso sexual, sino a través de los juegos. Explica que los niños hacen pequeñas obras de teatro de lo que ven o viven y hay que prestar atención y preguntar el significado.
“Si vemos, por ejemplo, que entierra un muñeco, hay que preguntarle -sin regaño, acusación o burla- por qué entierra al juguete. Si dice que se murió, interesarse en qué le pasó; si cuenta que lo mataron averiguar cómo y quién. Así se puede saber si algo está ocurriendo”.
López detalla que los niños rara vez hablan porque tienen miedo, están amenazados o los llenan de culpa. Muchos ni siquiera saben que son abusados, que lo que les hacen es malo, aunque se sienten muy mal. Por eso se comunican a través de otras actividades.
Aclara que con solo una imagen o un juego no se puede evaluar a una víctima, pero es una herramienta para detectar o tener indicios.
Algunos indicadores en dibujos pueden ser figuras fálicas, ausencia de manos o manos demasiado grandes, lo mismo con la boca (algo que no quiere decir), si no hay ojos (algo que no quiere ver), colores negros o marrones, nubes abundantes o negras, entre otros”.
López precisa que si el dibujo se hace en el momento se puede analizar el comportamiento de quien lo hace, pues los niños pueden dibujar cosas tétricas porque vieron en televisión y se ríen.
La psicóloga María Beatriz Muller, también argentina, indica que lo primero para luchar contra los delitos sexuales es saber que existen, no quererlos esconder bajo una alfombra, como si no pasaran.
Considera que falta formación, capacitación y sensibilidad de los funcionarios en diversas áreas. “Es una utopía pensar que desaparecerán los abusos, pero mientras más temprano los detectemos, tenemos oportunidad de darle una mejor vida a los niños. Ellos siempre cuentan, pero nosotros debemos aprender su lenguaje para entenderlos”.
Paola Andrade, de la Fundación Ecuador Dice No Más, manifiesta que no hay que subestimar a los niños y lamentó que muchas veces, por no creerles, se los obliga a convivir con su torturador e incluso sonreír. (I)