Es miércoles por la mañana y una  de las aulas del Colegio Mejía, en Quito, empieza a llenarse de a poco. Son más de 10 jóvenes entre los 15 y 17 años que no desperdician su tiempo libre. Ellos forman parte del taller de periodismo y, aunque no todos quieran dedicarse a ello en el futuro, lo ven como una trinchera para sacar la voz.       

Esa capacidad de crítica a su temprana edad es justamente uno de los aspectos que impresiona de la llamada ‘generación Z’, un grupo demográfico nacido entre 1994 y 2010, y que representa el 25% de la población mundial. Las encuestadoras y las mayores consultoras de marketing del mundo están preocupadas, claro están a la caza de venderles nuevos productos. Y por ello tratan de descifrar los rasgos de esta nueva generación. Lo que han detectado hasta el momento es que la perspectiva de los ‘Z’ puede tambalear los mercados.

¿Cuáles son los rasgos de la generación Z?

Expertos afirman que el nacer en plena recesión, en un mundo azotado por el terrorismo, con altos índices de desempleo y demanda social, incide para que los jóvenes tengan una visión más crítica. Es decir no comprarían tan fácilmente los ‘ideales’ de las agencias de publicidad.  A esto se suma que los ‘Z’ viven en tiempos donde el cambio climático copa la agenda.    

A muchos de estos jóvenes ya no les obsesionaría adquirir objetos sin cuestionar su procedencia. Se preguntan entonces si provienen de un comercio justo y si en su elaboración se ha respetado al medio ambiente. Si hay algo que marca a los adolescentes de hoy es su relación con la tecnología. Muchos ni siquiera elevan la mirada de sus pantallas táctiles cuando alguien les habla. ¿Le resulta famiiar?

Otra característica de los ‘Z’, según una encuesta de Millennial Branding aplicada a jóvenes de EE.UU., es que gran parte de ellos están interesados en participar en algún tipo de ONG, mientras que el 76% está preocupado por cuestiones climáticas. “Exigen la igualdad entre personas de distintos sexos y razas. Quieren cambiar el mundo apoyando a sus comunidades locales”, sostiene Dan Schawbel, Fundador de WorkplaceTrends.com y autor del bestseller Yo 2.0.

Si bien esta generación nació con la tecnología como la ‘generación Y’, su antecesora, se diferencia de ella porque no solo consume tecnología sino que la construye.  Una prueba de ello son las famosas ‘Start Ups’ o emprendimientos de riesgo, cuyas ideas buscan financiamiento.

La economista inglesa Noreena Hertz publicó un estudio con 2.000 jóvenes ingleses y estadounidenses de la ‘generación Z’. En el documento dijo que si bien los chicos están moldeados por la tecnología, la recesión y políticas de recorte fiscal los afecta mucho más. “El 77% está preocupado en no endeudarse. Es una generación altruista. Se mostrará fuerte y políticamente sensibilizada por cuestiones como la desigualdad económica y social”, aseguró a un medio español.

¿Qué tanto les interesa el mundo?

Basados en todas las características que dan las consultoras y especialistas en comportamiento, la generación Z podría ser la salvadora de la humanidad.

Para comprobar que estos rasgos no son exclusividad de estratos altos o de chicos del primer mundo, se armaron 4 grupos de discusión con jóvenes de distintas instituciones que asisten al taller de periodismo en el colegio Mejía.

Una pequeña exposición en la pizarra destacando las características de cada una de las generaciones provocó su reacción. Al tiempo murmuraban que sus padres no se conectan con la tecnología como lo hacen ellos y también concordaron en que son más conscientes sobre el medio ambiente que las generaciones pasadas.

¿Qué tanto les interesa saber sobre política?, se les consultó. Sebastián Guacho, estudiante de último año del colegio Mejía, se animó a dar su opinión: “El poder y la política residen en el pueblo y el pueblo es quien debe tomar las decisiones en diferentes circunstancias”.

En la mesa de medio ambiente, los jóvenes concordaron en la necesidad de cuidar el entorno. Todos se mostraron muy preocupados por la situación actual. Por ejemplo, Leonardo Flores recicla con apoyo de su madre, además participa en jornadas de reforestación unas 3 o 4 veces al año. “Procuro no botar basura y como voy mucho a los bosques trato de mejorar lo que ya está dañado y arreglar los errores que han cometido años antes”, dice visiblemente convencido.           

En cambio, Joan Guacapiña cree que es complicado revertir la situación. “Van a pasar nuevas generaciones y se van a hacer pedazos (...) a la gente no le importa para nada el medio ambiente”, reflexiona y junto a sus otros compañeros hace un llamado para separar la basura, utilizar cosas reciclables y cuestionarse sobre el consumo en acciones cotidianas como bañarse o lavar la ropa. Los chicos también aceptaron que la tecnología marca sus vidas.

Muchos de ellos tienen celulares activados en la clase, viven pendientes de sus actualizaciones en redes sociales y usan tutoriales en Youtube cuando el profesor no fue lo ‘suficientemente claro’ en clase. Si bien valoran su uso, el lado crítico les dice que también es una herramienta que los aleja del entorno familiar.   

¿Más mediáticos que críticos?

Para el sociólogo Santiago Recalde se deben tomar con tino las diferencias generacionales porque pueden resultar ligeras. Desde su visión no cree que la ‘generación Z’ sea más crítica que las anteriores. “Lo que considero es que esta generación tiene la facilidad de expresar sus cuestionamientos con más fuerza de una manera mediática (...) permitiendo que una queja local se vuelva global, se viralice, rápidamente”.

Recalde concuerda en que los jóvenes de la última generación son activistas, pero también cree que lo fueron quienes vivieron hace muchos años, por ejemplo en Mayo del 68 o en las protestas en contra de las pruebas nucleares. Para el sociólogo, la ‘generación Z’ debería “fomentar la emancipación de las sociedades actuales, generando conocimiento y herramientas tecnológicas para construir el futuro real, no solo virtual”.

Estos chicos también apuntan a seguir rostros nuevos y personajes con ideales heroicos, pero ese análisis forma parte de otro capítulo. (I)

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