Japón decide salir de la energía nuclear en el 2030
La tragedia nuclear de Fukushima -que afectó el desarrollo de la agricultura y tuvo repercusiones comprobadas en la mutación de las mariposas- provocó que el Gobierno japonés decidiera abandonar este tipo de energía en 2030, una medida que fue anunciada ayer.
Después del terremoto registrado el año pasado en Japón, en la planta hubo una serie de desperfectos que ha motivado hasta hoy una pregunta en este y otros países: ¿Son seguras las plantas atómicas?
Inicialmente, se pensaba que los problemas se habían producido por el desastre natural. Sin embargo, un informe elaborado por una comisión parlamentaria reveló que el daño fue causado por el hombre: “Los gobiernos anteriores y el de aquel entonces, las autoridades de regulación y la Tokyo Electric Power fracasaron en su deber de proteger a la gente y a la sociedad”, afirmó la comisión investigadora en su informe final.
¿Qué repercusiones traerá el futuro abandono de la energía nuclear en un país que obtenía, antes del tsunami, cerca de un tercio de su electricidad en las centrales nucleares?
La estrategia elaborada por los ministros nipones pasa por triplicar hasta el año 2030 la generación de energías renovables y apunta a que “por el momento” aumenta la importancia de las centrales térmicas.
Actualmente, el que se haya paralizado la mayoría de las plantas atómicas en Japón ha obligado al país a incrementar durante 2012 las importaciones de hidrocarburos, lo que ha pasado una seria factura a la balanza comercial de la tercera economía mundial.
Esta decisión, que fue adoptada en una reunión ministerial, supone un importante giro en la política energética de Japón. Es la primera vez que el Gobierno nipón, que hasta ahora había apuntado a su intención de “reducir la dependencia” de lo nuclear, tratará de abandonar totalmente este tipo de energía en el futuro.
Pese al eventual futuro cierre de las centrales atómicas, el país continuaría albergando instalaciones para procesar residuos nucleares como los de Rokkasho, que recibe periódicamente desechos altamente radiactivos de otros países, como el Reino Unido.
El plan energético adoptado por el Gobierno nipón detalla que se tratará de crear “lo antes posible” una sociedad que no dependa de la energía nuclear, con vistas a eliminarla totalmente en la década de 2030.
Hasta entonces se aplicará con severidad la legislación que establece en un máximo de 40 años la vida operativa de los reactores nucleares en Japón, donde tras el accidente de Fukushima solo permanecen activas dos de las 50 unidades atómicas del país.