Punto de vista
Habla por mí
Hace pocos días se realizó en Quito el Tercer Congreso de Adopciones de América Latina, donde Unicef hizo un llamado para poner fin al internamiento de niñas y niños menores de 3 años en instituciones públicas de protección, e instó a las instituciones competentes a acelerar los procesos de reinserción familiar.
En la región más de 240.000 niñas, niños y adolescentes viven en instituciones, según datos del estudio ‘La situación de los niños, niñas y adolescentes en las instituciones de protección y cuidado de América Latina y el Caribe’. Y el ‘Informe mundial sobre la violencia contra los niños y niñas’ ha demostrado que en las instituciones, la violencia es 6 veces mayor que en los programas de cuidado alternativo familiar, y el abuso sexual 4 veces más frecuente.
Por cada año de internamiento, un niño o una niña pierde 4 meses de desarrollo. Por lo tanto, los niños más pequeños son aún más vulnerables de sufrir el impacto de la institucionalización.
Las directrices de Naciones Unidas sobre las modalidades alternativas de cuidado de los niños establecen explícitamente la necesidad de prevenir la institucionalización de niños y niñas menores de 3 años, dado el impacto agravado que ésta tiene para su desarrollo.
El llamado a la acción de Unicef a los Estados sobre esta temática se hace con el fin de garantizar los derechos de los niños y niñas a crecer en un ámbito familiar, y plantea la implementación de reformas en los sistemas de protección que se encaminen a evitar que las internaciones continúen, y a acelerar la reintegración al ámbito familiar de los niños y niñas que hoy viven en instituciones.
Algunas acciones que los Estados podrían tomar son, por ejemplo, a través de leyes, programas y medidas para la reunificación de niñas y niños con sus familias. Asimismo, se pueden desarrollar estándares y protocolos de actuación para regular la práctica de los operadores del sistema de protección.
A su vez, se pueden diseñar mecanismos de monitoreo y evaluación de las condiciones y programas de cuidado alternativo de niñas y niños separados de sus familias, al tiempo que se pueden asignar recursos técnicos y financieros para priorizar la protección de la primera infancia. Además, se pueden establecer programas específicos para prevenir la separación de niñas y niños de sus familias; así como implementar programas de cuidado alternativo de tipo familiar con personal competente.
La campaña ‘Habla por mí’ recoge este llamado y está siendo impulsada en América Latina por Unicef conjuntamente con aliados clave de la región y el apoyo de la Representante Especial del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la violencia contra la niñez.
Una institucionalización precoz y prolongada tiene graves efectos, sobre todo en las niñas y los niños más pequeños: los daños emocionales y cognitivos causados por una permanencia en las instituciones pueden llegar a ser irreversibles.
Es necesario que los Estados encaminen políticas de reinserción familiar y brinden la posibilidad a todos los niños y niñas de crecer en un ambiente adecuado. A la institucionalización de niñas y niños menores de 3 años solo debería recurrirse en casos excepcionales y de forma provisional.