El estrenado reglamento a la Ley Orgánica de Educación Intercultural (LOEI), documento que ajusta las reglas en el sistema de educación, trae algunas novedades. Los estudiantes tienen ahora el derecho a exigir horas de educación personalizada cuando lo consideren necesario.  Los adolescentes  también pueden realizar un mayor número de exámenes para aprobar el curso.

Andrea Beyona, estudiante de décimo año, considera positivo que ya no exista solo un examen de supletorio; pero, añade esta joven que conoce la situación de las aulas por su curso, “también puede generar mucha confianza en las estudiantes que  son vagas”.

Ana Andrade, docente del mismo colegio, considera que las horas de tutoría representan un mayor tiempo de trabajo para los profesores, sin que estos reciban un aumento en su salario: “Ni siquiera se nos ha homologado, sino unificado todos los valores que se percibían. Ahora hay más carga horaria, porque tenemos que permanecer más horas de clases. Son 40 horas”.

Según el reglamento, los profesores deben emplear el 35% de sus horas fuera de clase, para reunirse con sus colegas y dictar horas de clases personalizadas.

La conducta de los estudiantes en la institución ya no será calificada con números, sino con letras.
Fanny Rodríguez, rectora del Colegio Montúfar de Quito, considera que las calificaciones de conducta no son tan importantes, sino:  “Hacerles entender a los estudiantes que lo importante es que ellos mantengan buen comportamiento”.

Otro de los cambios  es la asignación de las calificaciones. La nota máxima ya no será de 20 sino de 10, y la nota mínima para aprobar es de 7 sobre 10. Para Lía Naranjo, rectora del Colegio Dillon, si bien es una innovación, no es un mayor cambio. “Solo hay que hacer la evaluación por la mitad de la nota”, concluyó.

Lo que a ella le llama la atención del reglamento es el refuerzo académico, contemplado en el artículo 208, el cual establece tutorías individuales para nivelar a los estudiantes que se encuentren con malas calificaciones. “Es un proceso que reducirá la repitencia, porque se le da más oportunidades a los estudiantes”, dijo.

Naranjo considera que ahora lo importante es empezar a informar a los estudiantes y a sus padres. El primer paso será colgar el reglamento en la página web de la institución “para que tengan tiempo de informarse durante el período de vacaciones”.

Milton Luna, director del Contrato Social por la Educación, resulta innovador que se quiera dar más oportunidades a los estudiantes. “Es un avance en comparación con la Ley de Educación que regía desde los años 80”.

Luna considera que con este reglamento se está fortaleciendo el Gobierno Central y el Ministerio de Educación, dejando a otros sectores sin participación. Argumenta que, por ejemplo, ahora los municipios no se ocupan de temas como la infraestructura escolar.

¿Estudiantes y profesores conocen el reglamento? Mónica Franco, subsecretaria del Ministerio de Educación, asegura que se difundirán la ley y el reglamento de forma conjunta.

Indicó que la secretaría de Estado se encuentra preparando una agenda de trabajo para difundir la norma que rige el sistema, entre los actores principales de la estructura educativa:  “Vamos a tener reuniones con las autoridades de los establecimientos educativos”, reiteró.

Explica que, como primer paso,  se publicará   el instructivo para la aplicación de quimestres: “Tendrán su lógica en un sistema de información diseñado oportunamente por el Ministerio de Educación”.

Nuevas normas para los estudiantes

El bachillerato general unificado tiene subdivisiones. El artículo 33 establece que los adolescentes que aprueben el primero o segundo curso del bachillerato técnico pueden cambiar de opinión e inscribirse en el bachillerato en ciencias. Quienes estudien este último bachillerato, si ven transformada su decisión inicial, no podrán hacerlo.

En el artículo 56 aparece la figura de docente-tutor del curso o grado, designado por el director o rector, para que asuma las funciones de consejero. Él debe realizar el proceso de evaluación del comportamiento de los estudiantes, “para lo que debe mantener una buena comunicación con todos los docentes”.

Los padres de familia en el reglamento aparecen como los veedores del cumplimiento de las políticas públicas de educación. Además, ellos deben preocuparse por el respeto de los derechos estudiantiles.