Los diablos se alistan para la tradicional fiesta de Píllaro
Los diablos, las guarichas y los capariches ya anuncian su llegada. Ellos se tomarán las calles del cantón Píllaro (Tungurahua) del 1 al 6 de enero próximo, en lo que será la tradicional Diablada.
El prefecto Manuel Caizabanda, junto con el alcalde del cantón, Francisco Yanchatipán y una comitiva del departamento de Turismo, visitaron Guayaquil para ofrecer pormenores del evento, en el marco del programa Vive Tungurahua.
La Diablada Pillareña es una celebración que fusiona religión y ancestralidad; para esta ocasión se prevé que al menos 5.000 participantes desfilen con sus atuendos, que representan a los personajes principales.
Lo que llama la atención son los atuendos: máscaras rojinegras con cuernos, colmillos y miradas malévolas que representan a los diablos, además de los danzantes como las guarichas, que simbolizan la infinita alegría, y los capariches que representan al pueblo que se une en esta simbólica “toma” del pueblo pillareño.
Ítalo Solís, gestor cultural de Tungurahua, explica que la Diablada Pillareña se origina desde la época de la colonia y coincide con la conmemoración de los Santos Inocentes.
“En esta celebración se pone de manifiesto la burla, la ironía, la sátira; los españoles recreaban este festejo en sus haciendas, pero con el nacimiento de la República, la costumbre se quedó en las comunidades”.
Es así como la población se apropia de la celebración pero le dan un sentido más comunitario y de reivindicación; “esto lo ponían de manifiesto con los disfraces y así bajaban al pueblo y con sus bailes se tomaban el centro de la localidad en forma simbólica”.
Y agrega que el disfraz le permite al danzante liberarse; la figura del diablo es una representación contra la opresión y la imposición de la religión, del pensamiento y de la cultura que trajeron los ibéricos. Una costumbre que ahora es festividad.(I)