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Código Ingenios, una oportunidad de desarrollo
¿Cómo llegan los países desarrollados a ser desarrollados? Esta pregunta seguramente ha estado en la mente de todos aquellos quienes han buscado forjar el progreso de una nación.
Es, sin duda, una de las preguntas fundamentales para quienes piensan en el destino de las sociedades. Paradójicamente, su principal respuesta reside en la capacidad de las sociedades para responder preguntas, esto es: generar conocimiento.
La generación y gestión del conocimiento no es ‘una variable más’, es en realidad la variable clave detrás del éxito de aquellas economías conocidas como ‘potencias mundiales’ –especialmente la calidad de la educación según Hanushek–y, además, la única posible vía para la transformación real de una sociedad, no solamente en términos materiales.
En la historia de la humanidad no ha existido un solo proceso de transformación exitoso que, conllevando finalmente cambios culturales, no haya basado su acción en el eje de la generación y gestión de conocimiento -en la rama que fuese-, resaltando el conocimiento tecnológico desde el siglo XIX.
En ese sentido, en Ecuador actualmente existe una propuesta para potenciar la generación de conocimiento, pero, sobre todo, incentivar su democratización. Enfocándose en la posibilidad de que sean quienes generan finalmente el conocimiento –los investigadores y las comunidades– los principales actores de la transformación estructural del país, brindando, además, las facilidades e incentivos necesarios para promover una sociedad orientada a la generación de conocimiento. Este proyecto se llama Código Orgánico de la Economía Social de los Conocimientos, la Creatividad y la Innovación, más conocido como Código Ingenios, que busca potenciar la producción de conocimiento en el marco de una transformación económica y cultural.
Este Código, adicionalmente, desafía varias lógicas del capitalismo que ya han sido ampliamente denunciadas en diversas partes del mundo: la obsolescencia programada, que consiste en determinar el fin de la vida útil de un producto o servicio, obligando su recomprar.
También establece garantías a la conservación y administración de los saberes ancestrales por parte de las comunidades que los generaron y así prevenir, por ejemplo, que se repita el plagio bastante conocido de una marca europea del diseño de la vestimenta ancestral Oaxaca en México.
Ingenios promulga la democratización de la conexión a internet como obligación del Estado, entre otros beneficios.
Ingenios no es el principio ni el fin del proceso de transformación estructural de la economía ecuatoriana, pero sin duda alguna es una pieza fundamental. Nos falta avanzar mucho más en educación, sobre todo en pedagogía y contenidos de la educación secundaria; garantizar la educación inicial como derecho universal y superar el déficit de lectura.
No obstante, el Código Ingenios es y seguirá siendo un foco de debate desde las federaciones de estudiantes universitarios, no para rechazarlo, sino para perfeccionarlo y profundizarlo.(O)