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El Telégrafo
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Los osos pandas salvan la especie en centro de reproducción chino

La Base de Crianza de Pandas, de 60.000 hectáreas, ha sido adecuada con espacios artificiales y bosques de bambú para que los animales se desarrollen.
La Base de Crianza de Pandas, de 60.000 hectáreas, ha sido adecuada con espacios artificiales y bosques de bambú para que los animales se desarrollen.
Foto: AFP
14 de julio de 2017 - 00:00 - Lizette Abril, corresponsal en Beijing

Yia yia tiene 27 años y curvas exuberantes. Ella es una especie de femme fatal del principal centro de reproducción de osos panda en el suroeste de China, donde esta especie recupera el apetito sexual para salvarse de la extinción.

Esta osa lleva el récord de alumbramientos en la Base de Investigación y Crianza de Pandas Gigantes de Chengdu, el santuario artificial más grande del mundo.

El espacio está dedicado a la protección y conservación de esta especie. En total ha parido 12 de las 250 crías de oso nacidas en el centro.

La deforestación de los bosques de bambú y el poco apetito sexual de los pandas llevó a que esta especie se considere en peligro de extinción hasta 2016, cuando la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) los colocó en la categoría de animales vulnerables.

Los osos panda son el emblema de China y por años han sido considerados como “embajadores especiales” del país en el exterior.

Para conservarlos, el gobierno  implementó varias estrategias, entre ellas, la creación de centros especiales de crianza en los que se les da atención especial y se promueve su reproducción.

El poco deseo de reproducirse de los machos pandas ha contribuido para que en un territorio de 9,5 millones de km2 apenas existan unos 2.000.

Las hembras suelen tener un cachorro cada dos o tres años y su período de fertilidad es apenas de dos o tres días al año.

Algunos machos no logran concebir, por lo que el método artificial se ha vuelto común para que en cautiverio se reproduzcan.

Seis ejemplares encontrados en cautiverio en 1985, en los bosques de bambú del suroeste de China, llevaron al gobierno a crear este centro donde habitan 176. Los más jóvenes son dos gemelos que vieron la luz el 27 de junio. El  evento se hizo viral en redes sociales.

La ternura y belleza de los osos también se han usado para promover el turismo. Cada año “el santuario de pandas” recibe más de dos millones de visitantes de todas partes del mundo que hacen extensas filas para ingresar al centro.

La Base de Crianza de Pandas tiene 60.000 hectáreas en las que se  adecuaron espacios artificiales y bosques de bambú para que se desarrollen como si estuvieran en su entorno natural, aunque conviven con el bullicio y las luces de las cámaras que generan las 20.000 personas que llegan al lugar diariamente.

Según Zhong Yang Ping, guía de la base, este es un santuario artificial que se creó con el fin de trasladar a los osos hasta ahí para “protegerlos y que se reproduzcan”.

En el lugar trabajan 400 personas que a diario los alimentan y juegan con ellos, incluso les dan atención médica.

Entre las 08:00 y las 10:00, las filas de ingreso al centro superan los 100 metros. A esa hora los animales reciben trozos de bambú y se encuentran más activos. Los turistas, en esos instantes, aprovechan la oportunidad para captar las singulares poses de los osos a los que ni los gritos de los niños, ni la exaltación de los adultos, les impiden disfrutar de su comida.

Según la Base, hasta la fecha,  hay 1.800 pandas silvestres distribuidos en las provincias de Sichuan, Gansu y Shaanxi, y 400 viven bajo la protección de humanos.

Los centros de crianza prolongan la vida de las especies

De acuerdo con los expertos, la especie aún es considerada vulnerable. Aunque en septiembre de 2016, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) sacó a los pandas de la lista de animales en peligro de extinción.

Zhong explica que un panda en su hábitat natural puede vivir entre 18 y 20 años, mientras que con asistencia y cuidados humanos su vida se puede prolongar más allá de los 30 años.

En la Base de Chengdu el más longevo tiene 32 años y aún lleva una vida “muy activa y normal para su edad”.

Los pandas pequeños reciben especial cuidado. Cuando nacen las criaturas son “especialmente delicadas” por lo que se destinan todos los recursos para protegerlos. Ver a uno bebé es cuestión de suerte, expresa la guía, pues solo nacen en junio, julio y agosto.

En esos meses las filas atrás de las termocunas son más largas y un guardia se encarga de que los fans de los pandas solo permanezcan 20 segundos tras el cristal, tiempo suficiente para lograr un selfie.

El proceso de separación de la madre dura cerca de 18 meses, asegura Zhong. En ese tiempo, los osos aprenden a comer solos y perfeccionan técnicas para subir a los árboles, elegir los mejores bambúes o identificar los peligros que amenazan sus vidas.

Como parte del programa para recuperar el hábitat de los pandas, en 2012, la base de Chengdu creó un valle en la ciudad de Dujiangyan, en el que 10 osos reciben entrenamiento para adaptarse a la vida silvestre.

Personal chino para cuidar a los pandas en el exterior

Al ser animales emblemáticos, el Gobierno chino cede sus pandas a los países con los que mantiene buenas relaciones, previo a un estricto control de los hábitats en los que vivirán los ejemplares.

Hasta el momento 25 especies viven fuera de China, en Estados Unidos, Japón, Malasia, Tailandia, Alemania, México y Alemania. Para asegurarse de que están en buen estado, el Gobierno chino envía al extranjero, cada cierto tiempo, a su personal especializado para que  intercambie información con los expertos de los centros en los que habitan los pandas. (I)

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