Publicidad

Ecuador, 08 de Febrero de 2025
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo

Publicidad

Comparte

En Ecuador también se ha registrado disminución de la problemática desde 1990

ONU: La mortalidad materna descendió el 45% en el mundo

En 2015 en los países en vías de desarrollo se contabilizaron 239 muertes por 100.000 nacidos vivos. En los desarrollados fue solo de 12 por cada 100.000.
En 2015 en los países en vías de desarrollo se contabilizaron 239 muertes por 100.000 nacidos vivos. En los desarrollados fue solo de 12 por cada 100.000.
Cortesía pixabay
22 de febrero de 2016 - 00:00 - Redacción Actualidad

Garantizar la vida es el principio fundamental que permite la existencia de cada sociedad. Por esa razón el retraso y las dificultades que han enfrentado numerosos países para disminuir la mortalidad materna revisten una importancia capital. El revertir esta tendencia es prioritario en las diferentes políticas de salud, puesto que este indicador constituye sin duda una de las mejores maneras de medir el desarrollo, el progreso, el bienestar y, por ende, el buen vivir de un país.

La muerte materna es un concepto y un indicador, que se refiere al fallecimiento durante el embarazo, como consecuencia del parto o dentro de los 42 días después de su terminación, por cualquier causa relacionada o agravada por el período descrito.

El hecho de su existencia en un país evidencia injusticia social, inequidad de género, y más precisamente problemas en el acceso a la salud de parte de su población. Por esta razón tener un “buen nacer”, que es parte del buen vivir, tiene que ver ante todo con la situación de la madre y con la calidad de los servicios de salud. La situación de la madre al momento de parir está condicionada por varios factores de carácter económico, cultural, familiar, incluso emocional.

No es lo mismo una parturienta que tiene varios hijos frente a una primeriza, una mujer analfabeta frente a una universitaria, una mujer que vive bajo la línea de pobreza frente a una de clase media, una madre soltera frente a una mujer casada con familia estable.

Así es que, un buen parto está claramente influenciado por la diversidad de la sociedad, llena de inequidades y contradicciones. En consecuencia, todas estas dimensiones se unen para crear los factores de riesgo que ocasionan la muerte materna. Por ello, un “buen nacer” es un tema prioritario en la agenda de salud en el país, y en el planeta entero, pues paradójicamente hay países industrializados donde la mortalidad materna está en ascenso, este es el caso de Estados Unidos.

La reducción de la mortalidad materna es entonces un desafío planetario. Por dicha razón este indicador está incluido como una meta del quinto Objetivo de Desarrollo del Milenio, conocido como “mejorar la salud materna”, que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció para calcular los avances internacionales de desarrollo entre 1990 y 2015.

Este esfuerzo colectivo consiguió que en el mundo se registre un descenso de 45% en la tasa de mortalidad materna. La tasa mundial en 1990 era de 380 por cada 100.000 nacidos vivos, mientras que en 2013 bajó hasta 210 por cada 100.000 nacidos vivos. Muchos miembros de la ONU, incluido Ecuador, no pudieron cumplir con la meta de disminuir el 75% de la mortalidad materna.

El país ha obtenido uno de los mejores resultados, debido a que hasta fines de 2014 consiguió reducir el 68% de la mortalidad materna, lo que se considera una meta en progreso. De tal manera, Ecuador ha cumplido 20 de las 21 metas, que integran los 8 Objetivos de Desarrollo del Milenio.

Ejemplos en Latinoamérica

Las mujeres rurales son las más expuestas a sufrir de mortalidad materna. En 2015 los países en vía de desarrollo se contabilizaron 239 muertes por 100.000 nacidos vivos, mientras que en los países desarrollados fue solo de 12 por 100.000.

Algunos países han instalado exitosamente sistemas que apuntan más al logro de equidad social que al puro crecimiento económico. Es el caso de Cuba, donde la muerte materna bajó de 137,8 por 100.000 nacidos vivos, de 1950 a 1959, hasta alcanzar el 21,2 al inicio del siglo actual. Esto significa una drástica reducción sin precedentes en el período estudiado.

Hay casos de países en donde no hubo reducción de las inequidades sociales y económicas, pero fueron capaces de disminuir sensiblemente las tasas de mortalidad infantil y materna en un período determinado. Un ejemplo de ello es Honduras en la década del 70 y el El Salvador en 2000, donde se implementaron programas de parteras comunitarias que fueron capacitadas en dos destrezas básicas.

La primera es un parto limpio y la segunda las referencias en caso de emergencia. En el manual para parteras utilizado en Honduras se destaca que la función de la partera tradicional en comunidades aisladas es importante para la identificación de embarazo, parto y posparto, con signos de peligro y su referencia al nivel asistencial.

Ecuador ante el desafío

El Gobierno de Ecuador intensificó su trabajo en la política pública para reducir la muerte materna. Una de las acciones de prevención más importante es la información para la detección de señales de peligro que pueden evitar el fatal desenlace si la mujer, su pareja, su familia y la comunidad aprenden a reconocer a tiempo.

Estas señales son: 1) sangrado vaginal en el embarazo, 2) dolor intenso en el vientre, 3) salida de líquido por la vagina antes de la fecha del parto, 4) dolor de cabeza, 5) zumbido en los oídos, 6) mareo y lucecitas, 7) convulsiones, 8) falta de movimientos del bebé, 9) ardor al orinar o mal olor en la orina, 10) parto demorado, 11) fiebre y 12) mala presentación del bebé.

Además se trabaja para asegurar el traslado prioritario a través de ambulancias articuladas al 911 o de miembros de la comunidad; mejorando la atención en los establecimientos de salud con más y mejor personal, capacitando masiva a todos los profesionales del Sistema Nacional de Salud, a lo que se agregan los protocolos, medicamentos e insumos proporcionados.

El trabajo conjunto entre la ciudadanía y el Gobierno nacional es imprescindible. La clave para reducir la mortalidad materna está en acercar la tecnología de la medicina moderna a la comunidad, respetando los saberes ancestrales y las prácticas culturales para sostener el milagro de la vida. (I)

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media