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Ecuador, 08 de Febrero de 2025
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El Telégrafo

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Los divorcios se incrementaron el 88% entre 2004 y 2013 en ecuador, según datos del inec

¿Cómo evitar el impacto negativo en los hijos después de una separación?

El libro del psicólogo Ty Tashiro, publicado a principios de este año, señala que solo 3 de cada 10 matrimonios permanecen juntos y felices.
El libro del psicólogo Ty Tashiro, publicado a principios de este año, señala que solo 3 de cada 10 matrimonios permanecen juntos y felices.
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Para toda persona casarse implica un evento que marca su vida. En la mayoría de los casos, es un compromiso que se adquiere bajo la expectativa de un porvenir deseable y representa el inicio de un proyecto de vida junto con alguien amado. A pesar de que para muchos la decisión de contraer matrimonio está motivada por un amor genuino y se da en el marco de una sincera determinación que tiene la pareja de formar una familia y permanecer juntos hasta el final de sus días, esto no siempre sucede así.

Las situaciones, las personas y sus dinámicas familiares cambian con el tiempo, de modo que muchas veces cambian también sus sentimientos, dando lugar a conflictos y desavenencias al interior del matrimonio que en ocasiones resultan irreconciliables.

El psicólogo Ty Tashiro en su libro ‘La ciencia de Felices para siempre’ -publicado a principios de este año- señala que solo tres de cada diez matrimonios permanecen juntos y felices. Por otra parte, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), en Ecuador los divorcios se incrementaron 88% en el tiempo comprendido entre 2004 y 2013. A su vez, un porcentaje importante de aquellos matrimonios que terminan en divorcio se separan teniendo hijos menores de edad.

Son ellos, los adolescentes y, especialmente, los niños, hijos de padres divorciados, quienes están más expuestos a verse afectados de forma negativa al largo plazo por la separación, dado que se ve perturbada su estabilidad en un momento de sus vidas en el no tienen las herramientas emocionales y cognitivas necesarias para procesar dicho evento de forma adecuada; adicional a eso, se encuentran en un momento de sus vidas que marcará sus relaciones afectivas en el futuro.

Por tal motivo, si hay hijos y se está separando de su pareja, es de vital importancia tener presente a los más pequeños del hogar y dar prioridad a su bienestar. Nadie se casa pensando que el día de mañana tendrá que pasar por un desagradable divorcio, ni tampoco se comienza el proyecto de tener una familia asumiendo que tarde o temprano esta tendrá que verse dividida por los conflictos.

Pero esto sucede más a menudo de lo que uno espera. Las separaciones son situaciones estresantes y pueden llegar a ser sumamente dolorosas. Es quizás por este motivo que resulta bastante frecuente que, en aquellos casos en los que se tiene hijos, los padres asuman actitudes poco saludables en un punto u otro de la separación, afectando la integridad afectiva de aquellos a quien más aman, sus hijos.

Los hijos menores de edad, al encontrarse en una etapa formativa, aprenden de sus padres -que son sus principales referentes- cómo relacionarse con el mundo y pueden verse seriamente afectadas sus relaciones interpersonales, en particular su forma de vinculación afectiva con potenciales parejas en su adultez, si no se tienen los cuidados necesarios para ayudarlos a adaptarse a esta nueva situación familiar.

Por esta razón es importante tratar de manejar el estrés de estos cambios de la mejor manera y abordar la separación y la relación con la “expareja” de la forma más madura y civilizada que sea posible. Existen diversas recomendaciones que dan los especialistas para reducir el impacto negativo que tiene el quiebre del núcleo familiar en los hijos.

Lo primero que se debe tener presente es que, bajo esta nueva organización familiar, es primordial que ambos padres sigan cumpliendo su rol y mantengan un contacto constante con sus hijos, a no ser que la separación se haya dado por situaciones de violencia intrafamiliar o porque uno de los padres tenga un problema mental (adicción o enfermedad psiquiátrica), que pueda poner en peligro la integridad física o psicológica del niño.

Para aminorar la ansiedad y los miedos que estos cambios suscitan en los más pequeños, es importante que los hijos sepan lo que sucede. Por esta razón los especialistas recomiendan explicar la situación a los hijos, adaptando el lenguaje según la edad del hijo o hija. Es importante que, en la medida de lo posible, ambos padres estén presentes en la conversación y traten de comunicar lo que sucede con tranquilidad, sin teñir la situación de un tono emotivo o dramático, para que los niños no sientan que es el fin del mundo y puedan comenzar a asimilar emocionalmente el hecho.

Deben dejar claro en todo momento que la separación no es culpa de los hijos, que aun cuando se haya terminado la relación de pareja no se ha terminado la familia y que el amor que les tienen sus padres no se verá en ningún caso disminuido o afectado por estos cambios.

Otras recomendaciones en las que los expertos hacen hincapié son:

Incentivar a los hijos a mantener la relación con el otro padre

La custodia compartida es lo mejor para los niños en la mayor parte de los casos, a menos que, como se dijo anteriormente, haya un historial de malos tratos u problemas de trastornos mentales graves en uno de los padres. Es recomendable que el padre que vive con los hijos le recuerde a ellos de fechas importantes como el día del padre o la madre, o el cumpleaños del padre que no está, así los niños aprenderán a ser considerados y tener presente a los demás, aun cuando no se encuentren presentes físicamente en ese momento (algo que agradecerá cuando sus hijos se independicen y estén lejos de usted).

No hablar mal del otro padre frente a los niños

No se debe hacer jamás, aun cuando crea que las críticas son justificadas. Los hijos no son culpables de los conflictos de sus progenitores y merecen tener una relación afectiva saludable con ambos padres. Si se critica al otro padre, los hijos se pueden confundir y sentirse culpables por amarlo o amarla. También puede afectar su autoestima, en la medida que su sentido de identidad está íntimamente ligado a la imagen que tienen de sus padres.

Evitar que los pequeños sientan pena por usted

Es importante evitar que las despedidas sean dramáticas cuando los hijos van a pasar un tiempo con el otro padre. Los niños pueden sentir angustia o ansiedad si creen o sienten que uno de sus padres sufre en su ausencia.

Escuchar a los hijos e incentivarlos para que expresen sus emociones

Es fundamental escuchar a los hijos y animarlos a expresar cómo se sienten, haciéndoles preguntas acerca de sus preocupaciones, dudas y opiniones. Al escucharlos y prestarles atención se reafirmará el hecho de que sus padres siguen presentes para ellos. Además, podrán identificar preocupaciones o dudas que los niños pudieran tener y tranquilizarlos o ayudarlos a comprender.

Dejar que el niño o adolescente viva la etapa en la que se encuentra

Es importante dejar a los hijos vivir la etapa en la que se encuentran, sin cargarlos con responsabilidades de adultos. No se debe dar a un hijo o hija el trabajo de padre o madre para con sus hermanos, ni la obligación de convertirse en una compañía o consuelo para los adultos.

Dejar que el otro padre se relacione con los menores a su manera

Hay que tener presente que si han decidido separarse es por algo, lo que implica que hubo en la relación algún tipo de incompatibilidad. Seguramente existirán creencias, actitudes y actividades que no comparten o que parecen erróneas de parte de la expareja. Lo cierto es que los hijos son tan hijos suyos como son del otro padre y ambos tienen los mismos derechos de criarlos e inculcarles valores.

De modo que no se entrometa en su relación a menos de que el otro padre esté poniendo en riesgo al niño. El hijo o la hija con el tiempo descubrirá sus intereses personales y formará sus propios criterios, como persona independiente de ambos.

Con frecuencia los conflictos que se arrastran de la relación fallida, sumados al duelo y al estrés que implica la separación (estrés que muchas veces aumenta por el hecho de existir una carga económica adicional, al tener que sustentar dos hogares en vez de uno), dificultan el poner en práctica las recomendaciones enunciadas.

El bienestar psicológico de los hijos depende de la fortaleza y empatía con la que se afronte esta situación. Si necesita ayuda busque apoyo en familiares, amigos o psicólogos. Con el tiempo sus hijos agradecerán la madurez y entereza emocional con la que se manejó la separación. (O)

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