La reina Isabel II falleció este jueves, 8 de septiembre de 2022, pero ya, desde el pasado junio, estuvo ausente de varias de sus festividades del Jubileo debido a problemas de salud y fue sustituida por sus hijos y nietos.

En febrero de este mismo año se contagió de covid-19 y pasó con síntomas leves, aunque la monarca confesó poco después de dar positivo que se había quedado exhausta tras la infección, lo que se hizo evidente en una videoconferencia en abril pasado.

Además, la monarca sufrió un profundo impacto psicológico tras la muerte de su esposo, el príncipe Felipe, quien falleció el 9 de abril del año pasado a los 99 años.

No obstante, una de las primeras señales de alerta respecto a la salud de Isabel II se dio en noviembre de 2021, cuando se ausentó por una lesión en la espalda. “La Reina, después de haberse torcido la espalda, ha decidido esta mañana con gran pesar que no podrá asistir al Servicio del Domingo del Recuerdo de hoy en el Cenotafio”, dijo el Palacio en un comunicado en ese momento.

En el 2017 la reina faltó, por segunda vez, a un servicio religioso de Año Nuevo por un fuerte resfriado. Su primera ausencia a un evento religioso fue en 1988.

En 2013, con 75 años, fue ingresada por primera vez ingresada a un hospital por una gastroenteritis. 

En concreto, en 2003 tuvo que ser intervenida para extirparle el cartílago desgarrado de la rodilla derecha. Antes de eso, solamente consta públicamente otro ingreso hospitalario de Isabel II: en 1994 se rompió la muñeca izquierda cuando se cayó de un caballo en su residencia de Sandringham en Norfolk, Inglaterra. Medios británicos publicaron entonces que la reina, tras caerse, volvió a montarse y no se percató de que tenía un hueso roto en más de 24 horas.

En marzo de 1993, el príncipe Eduardo la reemplazó en varios compromisos porque tenía gripe. También ese año la reina tuvo que recibir tres puntos de sutura en la mano izquierda tras ser mordida por uno de sus perros, pero se negó a cancelar una visita a una fábrica de bolsos.