Comerciantes cambian sus productos navideños para vender los del año viejo

La temporada navideña pasó y nos alistamos a despedir este mal año vendiendo monigotes, señala Rocío Quisphe, comerciante del sector de Carcelén que tiene un negocio de artículos navideños el cual redujo en un 50 por ciento debido a que el país está en crisis.

Explica que esta situación la empezaron a vivir desde el 25 de noviembre hasta pocas horas antes de la fecha navideña, en que se incrementó un poco debido a las compras de última hora que realiza la ciudadanía.

Comenta que durante todo el año vende frutas en Carcelén, en La Ofelia, y que en fiestas de Navidad y Año Nuevo invierte alrededor de $ 5.000 para comprar artículos navideños como luces, bombillos, árboles y cuyo capital proviene de préstamos que hay que pagar. “Pero este año hemos salido en contra, porque todo subió".

Para esta temporada compró sus productos navideños y los monigotes en Guayaquil y para traer debió contratar un camión en el que entran alrededor de mil monigotes y otros productos; pero, el flete es caro.

Muestra su malestar debido a que hace un año se vendió más, pero ahora tiene la esperanza de recuperar en los muñecos que se vendan, lo que dejó de comerciar por la Navidad.

Se quejó de que el Municipio de Quito les prohibió ubicarse en la Avenida Diego de Vásquez debido al intenso tráfico y que eso podría acarrear accidentes; por eso, les reubicaron en la calle Rodrigo Muñoz, donde no tienen la misma visibilidad y el negocio disminuye. Están pidiendo al Municipio que se les autorice solo por estos días hasta que se acabe el año.

Quisphe explica que entre todos los comerciantes se ayudan para vigilar por las noches para evitar los robos de las carpas instaladas y que para eso se turnan y duermen inclusive en las calles, soportando intenso frío de madrugada.

La comerciante se apoya en la venta y control del negocio con sus dos hijas y familiares. Tiene muñecos hechos con papel y cartón cuyo precio oscila entre los 2, los 5 y 7 dólares los pequeños; un poco más grandes los vende entre $ 12 y $15  y los de gran tamaño tienen un valor entre $ 45 y $ 60. Los de mayor demanda son los del presidente Correa, de Galo Chiriboga, del club Barcelona que celebró su 15 campeonato, el del presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, y el de la jueza L.C. Estos son los más caros por estar de moda tanto en Quito como en Guayaquil. Uno de los comerciantes, a manera de chiste, señaló que “el del Correa le vendo a 50 para que lo quemen rápido”, rebajando 10 dólares.

Para Wladimir Cofre, quien solo trabaja con monigotes, dice que por ser lunes 26 todavía no hay una mayor demanda y que espera se incremente a partir del miércoles 28, por ser fecha de inocentes y las familias quieren armar con tiempo su año viejo.

Señala que para traerlos viajan dos semanas antes de Navidad y Año Nuevo para escoger los mejores modelos para que se puedan vender.

El promedio de costo de los muñecos varía entre 5, 15 y 60 dólares. Tienen diferentes modelos que se basan en reproducciones no tan fieles de las series animadas de televisión, de películas, de personajes nacionales y extranjeros, La copa 15 de Barcelona y Batman, El hombre Araña, Hulk, los muñecos de Dragon Ball Z y el famoso Pikachu.

Las dos hermanas María y Lucía Valencia, con dos y tres hijos, respectivamente, encontraron su punto de venta en el sector alto de Miraflores, llegando a la avenida Occidental. Expresan que venden monigotes desde hace 5 años, que son elaborados desde el mes de mayo, generándoles un ingreso de unos 500 dólares. Sus precios son módicos puesto que los muñecos no son muy grandes; tienen en tamaños medianos y chicos, todos sacados de las series de televisión animadas. “Por estar todavía en la celebración navideña no han venido nuestros clientes de la Mariscal, de San Juan; otros nos llegan de Cotocollao y barrios del norte”, señala María Valencia.

 Lucía Valencia sostiene que los costos de la pintura, del cartón, del papel reciclado que antes regalaban ahora cuestan más, por lo que se ha encarecido también la manufactura de estos muñecos y porque los clientes exigen una mayor calidad tanto en color como en acabado.

Vicente Paredes, dueño del Palacio de la Careta, quien tiene tres hijos profesionales, señala que en el sector de la avenida América y García de León, muy cerca al Seminario Mayor, donde opera la parada de la Metrovía, se posicionó su negocio y como ya lo conocen vienen de diversas partes del país a comprar tanto sus máscaras de látex como de cartón.

LLevo 32 años confeccionando caretas y máscaras, porque “quiero que esta tradición de los ecuatorianos y en especial quiteña, se mantenga, dice.

Explica que ha sido el pionero en hacer las máscaras de látex y que tiene un hijo que es ingeniero químico que le ayuda en el proceso y en el diseño de las mismas, apoyado con la tecnología.

El artesano solicita que se apoye más a este sector para que estas actividades privadas de emprendimiento florezcan y no se pierdan las tradiciones.

Señala que se inició en esta actividad de las máscaras de hule cuando un asistente de su peluquería vino disfrazado con una de ellas, le llamó la atención y empezó a fabricarlas de forma artesanal. Con el pasar de los años, se especializó. Los años viejos, el humor de la sal quiteña que se presenta a través de ellos debe mantenerse y considera que seguirá trabajando en ello. (I)