La comuna tiene aproximadamebnte 3 mil habitantes, ‘regados’ en una extensión de 9 hectáreas. está formada por 4 barrios
Cocotog es un sector cuyos orígenes se pierden en el tiempo
La comuna San José de Cocotog se encuentra sobre la meseta del Guangüiltagua, que limita con las parroquias Zámbiza y Llano Chico. Su entorno es rural; en los terrenos posteriores de las casas es posible encontrar árboles frutales, sembríos de maíz, sambo, zapallo, fréjol, entre otros productos.
La historia de este pueblo empieza en el período aborigen del Ecuador, ya que sus territorios estuvieron poblados antes de la conquista inca. Esas tierras albergaron numerosas aldeas como las de: Zámbiza, Lulubamba, Pululahua, Posolqui, Pomasqui, Tanlagua y Carapungo, pueblos que bajo el dominio español fueron agrupados en reducciones, siendo lo más probable que no hayan sido trasplantados de sus sitios prehispánicos.
Todo indicaba que en tiempos antiguos, Zámbiza era un cacicazgo al cual estaban adscritos pueblos más pequeños. Con la conquista inca, esos territorios continuaron con sus formas de vida habituales, pero al parecer los zámbizas no tenían buena relación con Atahualpa, pues a la llegada de los españoles, fueron los primeros en hablar de paz, acto que fue castigado por Rumiñahui.
Quizá Cocotog sea el último reducto que guarde la descendencia del pueblo Quitu-Cara. El primer comendador de Zámbiza fue Alonso Jerez y no fue sino hasta 1584 cuando se formalizó la creación de la parroquia de San Miguel de Zámbiza. Ya erigido el régimen colonial, esa población era reconocida como libre; es decir que sus territorios pertenecían a sus habitantes. Pero la corona española impuso una condición al pueblo para que mantuviera ese estatus: los indígenas tenían la obligación de mantener limpia la ciudad, transformándose en capariches (barrenderos); este mismo hecho hacía que quedarán exonerados de tributos. La misma situación la compartían los pobladores de Nayón y Cocotog.
Cocotog durante el siglo XIX y XX mantuvo su dependencia de Zámbiza y posteriormente de la parroquia Llano Chico, en aspectos de convivencia, desarrollo económico e infraestructura. Esta situación implicaba que los recursos enviados por el gobierno local no llegaran directamente al sector, por lo que las obras en la zona eran escasas.
En 1948, los moradores de Cocotog declaran a su circunscripción como una comuna, con el fin de mantener autonomía en sus territorios y obtener así sus propios recursos para mejorar la calidad de vida de sus habitantes
A partir de esa época, el sector tomó el nombre de Comuna Indígena de Cocotog. “Recuerdo que en mi niñez todos los caminos eran de tierra, no teníamos agua ni luz; teníamos que bajar a la quebrada y traer maltas (vasijas de barro) llenas de agua, pero como éramos guagüitos se nos caía la malta y el líquido se regaba en la tierra; así que nos tocaba regresar de nuevo por más agua. Es que acá no teníamos nada de obras como sí ocurría en Zámbiza y Llano Chico”, comentó Manuel Acero (81 años).
En 1976, la comuna creó los barrios que actualmente la conforman: Central, Santa Ana, San Miguel, Jesús del Gran Poder y Yurac Alpa Loma.
Un legado histórico
María Andrango (55) posee una casa de ladrillo en Cotocog, alrededor de la cual hay árboles de guaba y aguacate; en la parte posterior tiene una sementera de maíz y fréjol, que le sirve como medio de subsistencia.
María vive a unas pocas cuadras de La Cruz de Santa Ana, un sitio que guarda uno de los recuerdos más profundos de la comuna. “Cuentan que nuestros antepasados enterraban a los muertos en este sector, porque no alcanzaban en el cementerio de Zámbiza”, comentó la mujer.
Los rasgos culturales de la comuna están relacionados con las costumbres indígenas. Un ejemplo es la persistencia de la tradición de la minga, que va acompañada de la misa Mantana, en la que se extiende una manta sobre la tierra y sobre ella se coloca la comida para todos los participantes.
Otro rasgo que se preserva es el Mashalla, ceremonia que se practica durante los matrimonios y que consiste básicamente en una serie de consejos a los novios dados a través de versos y música.
De igual manera, se mantiene la tradición de la siembra bajo el calendario agrícola; es decir, se cultiva cada producto de acuerdo a la estación climática. Por ejemplo, el maíz y el frejol se plantan entre octubre y diciembre, se cosechan de enero a marzo.
Su gastronomía también se mantiene, pues aún se preparan platos como la ushucuta, una colada de sal hecha con maíz, y el chaguarmishque, una bebida hecha con la savia del penco.
El Incha Rumi es un lugar considerado mítico para los moradores de Cocotog, pues se tiene la creencia que la piedra, que resguarda el camino, tiene poderes curativos.
No obstante, la irrupción de la modernidad urbana ha generado ciertos cambios, principalmente en las costumbres productivas. Ahora, los moradores de Cocotog se dedican también a la crianza de cerdos, por lo que es habitual observar de 10 a 20 estos animales en cada propiedad.
Wilmer Guachamin (31), presidente de la comuna, explicó que uno de los objetivos de su administración es preservar la identidad de la zona, al tiempo que comentó que la apropiación del territorio por parte de los jóvenes está creciendo gracias a la asunción de su identidad indígena.
Guachamín añadió que uno de los principales problemas que tiene la comuna es la entrega de recursos, debido que el lado nororiental pertenece a Llano Chico y el extremo suoriental es jurisdicción de Zámbiza, lo que implica, a la larga, que recursos, obras e infraestructura no lleguen. “Ancestralmente pertenecemos a Zámbiza, pero las autoridades realizaron mal las delimitacines de las comunas. Por eso nos llegan muy pocas obras”, opinó al respecto la ciudadana Lilián Acero.