Una práctica política necesaria aconseja que, al inicio de año de gestión, el gobierno afine sus políticas y sus acciones con el objetivo de avanzar, o recomponer la figura y preparar sus cuadros y sus estrategias para alcanzar las metas propuestas.

Dentro de una política de racionalización del gasto y la dotación de cuadros profesionales se impulsó la reapertura de la Academia Diplomática para potenciar el servicio exterior con funcionarios de carrera solventes y eficaces a la hora de ejercer su influencia al servicio del Ecuador.

Por supuesto y no exento de una irritante polémica interna había que renovar y fortalecer las relaciones con los Estados Unidos dentro de una política que el mismo gobierno a través de Cancillería ha denominado “La apuesta por la democracia, la libertad de expresión y la apertura hacia mayores mercados”.

Revisar y priorizar la presencia del país en mercados con potencial y dejar de lado la presencia ecuatoriana en lugares irrelevantes por su carga ideológica o que no supongan resultados significativos.

Ecuador empezó a sentir los efectos de la contracción de la macroeconomía mundial, por lo tanto debía priorizar sus gastos en muchos órdenes, entre otros los que tenían una conflictividad ideológica y de percepción respecto al compromiso que había asumido el gobierno anterior de proteger a cualquier costo a Julian Assange, en una medida controvertible. Pero “expulsarlo” de su Embajada en Londres abría las posibilidades de establecer acercamientos y posibles acuerdos con Reino unido y sus amigos.

Dentro de esa política era imperioso marcar distancias con el gobierno de Venezuela, aunque se tenía como una daga en el corazón la presencia de los migrantes venezolanos que se dispersaban por el territorio ecuatoriano como una manta que ocupaba los espacios, entonces nació la disyuntiva de hablar con Nicolás Maduro o encontrar en el Presidente de la Asamblea Nacional venezolana y parcialmente reconocido Presidente de Venezuela, Juan Guaidó, el interlocutor válido para encontrar una vía de salida a la crisis humana del pueblo venezolano.

Todo orientado dentro de acciones enmarcadas en el pragmatismo que generen resultados que apoyen el desarrollo económico del país en un marco de apego a políticas de libre mercado.

Sin embargo, las presiones internas evidenciadas en los problemas de convulsión social del mes octubre del 2019 y sobre todo el efecto de parálisis global provocado por la pandemia covid-19 del 2020 pusieron en jaque la política de todo el mundo y por supuesto y aunque parezca redundante al Ecuador y con ello todos sus esfuerzos para construir una política internacional acorde a los planes del gobierno. (O)