Se solicita un soltero de buena presencia
Crecimos añorando a la mujer perfecta: delicada, educada, recatada y entregada. Añoramos a la madre, a la abuela.
Pero la profesionalización y el acceso a las nuevas tecnologías no solo cambiaron la forma de producir riqueza sino también de concebir el mundo, de relacionarnos, de anhelar el futuro. Hoy sabemos que la maternidad, el matrimonio y el amor son una decisión personal.
Sin embargo, esas transformaciones aún se contraponen con el ámbito laboral. Hace unos días -sí, en 2018- leí en LinkedIn una oferta de trabajo que arrancaba así: “Se necesita asistente, de preferencia buena presencia, soltera”. Después se especificaba el nivel de instrucción y el lugar de residencia que “prefería” la empresa.
Eso quiere decir que: si usted es hombre, no será considerado para el puesto; si decidió construir una familia y necesita empleo para precautelar su bienestar, no se ajusta al perfil profesional que buscan; y, definitivamente, si su imagen no está dentro de los cánones de la “buena presencia” es mejor que no postule.
Ese tipo de anuncios revela la discriminación que a diario “dejamos pasar” en el mercado laboral, pero además coloca a los hombres en desventaja y también los discrimina.
Fíjese que si usted está jubilado, no ha dejado de ser profesional y bien podría cotizar en actividades donde su experiencia enriquezca al equipo. Las ventas, la atención al cliente o como asistente de gerencia, por citar algo.
Pero en la práctica es poco probable que suceda porque aún hay empleadores que buscan a las jóvenes solteras y de buena presencia para esos cargos.
Pero ¡cuidado empresas! También es probable que en poco tiempo no muchas mujeres estén dispuestas a ofrecer su talento bajo esas condiciones. El informe The female millennial: A new era of talent, publicado recientemente, señala que el 52% de las mujeres de esta generación busca un sueldo competitivo e incentivos financieros para decidirse por un empleo.
También analiza la flexibilidad del horario laboral (35%), el paquete de beneficios y prestaciones (33%), así como los programas de formación continua (27%). Es decir, para la mujer millennial tener un trabajo es un medio y no un fin para sentirse realizada. (O)