Todos quieren un salvoconducto
A mí me afecta porque soy abogado, a mí también porque soy panadero, a mí porque soy taxista, a mí porque soy arquitecto, a mí porque soy periodista, yo también estoy afectado porque vivo lejos. Esta ha sido la queja más recurrente desde que el Municipio del Distrito Metropolitano de Quito (DMQ) anunció que el pico y placa durará todo el día en la capital.
Y no falta el que amenaza con subir el precio de los bienes que comercializa porque un día a la semana su automóvil o camión estará estacionado; el que dramatiza porque su familia no tendrá para comer ese día; aquel que vaticina desabastecimiento o el que anuncia paralizaciones, palos y piedras.
Pero esto no es solo con el “hoy no circulo” de la administración del actual alcalde Jorde Yunda. Ocurre y ha ocurrido desde casi siempre.
Cuando el sistema integrado del Trolebús empezó su operatividad fue un drama para los quiteños que no estaban acostumbrados a hacer fila para subirse a un bus articulado; el uso del taxímetro ocasionó una terrible disputa con los taxistas; el cobro de los peajes han sido motivos de queja de los ciudadanos (el del Túnel Guayasamín fue el último); el traslado del aeropuerto Mariscal Sucre a la parroquia Tababela ocasionó ríos de tinta en contra y las pocas obras de pavimentación o la construcción de infraestructura de cualquier tipo generan caos, por citar algunos ejemplos.
Las quejas vienen de todo lado, pero existe una ausencia total de propuestas. La única que he escuchado en los últimos días es la de una cámara de empresarios que pide salvoconductos para circular. Es decir, lo que quieren es tener un privilegio sobre los demás. ¿Por qué?
Es un hábito oponernos a todo en lugar de organizarnos. Debemos dejar de ser el país del salvoconducto o del “vivo” que pesca a río revuelto y sube los precios o se pasa la fila.
El tránsito en Quito es insoportable. Dos o tres kilómetros se pueden recorrer fácilmente en 40 minutos y -de eso sí- todos nos quejamos.
Si los de la cámara de empresarios consiguen el salvoconducto todos van a querer uno y seguiremos igual, atascados y atrasados. Y no me refiero solo al tráfico. (O)