¿Qué pasó con las hidroeléctricas?
Mucho se ha hablado de los atracos que ha sufrido la patria: los contratos petroleros, la readecuación de la refinería de Esmeraldas, la obra pública; pero, ¿y el sector eléctrico?
¿Es acaso que la década más corrupta de la historia del país no salpicó a los 8 proyectos hidroeléctricos que se diseñaron?
¿Por qué 7 de las 8 hidroeléctricas estuvieron atadas a préstamos con los chinos? Estamos frente a nuevas formas de colonización que se expresaron en contratos que vinculaban al país a constructoras chinas.
Todos esos contratos son un misterio aún para la población, se hicieron a espaldas del pueblo ecuatoriano, con beneficios nunca antes vistos a favor de las empresas, en detrimento de los intereses de la nación. De todos estos contratos llama mucho la atención que la hidroeléctrica más cara de Latinoamérica esté en nuestro país: Manduriacu.
La Contraloría encontró irregularidades y detectó 72 millones de dólares en sobreprecios inexplicablemente. Por cierto, y solamente como información para el lector, Manduriacu fue construida por la conocida empresa brasileña Odebrecht. Saque usted sus propias conclusiones.
En febrero de 2017 denunciamos (entre otros varios actores) cómo Caminosca fue acusada en un tribunal de Miami, precisamente por haber entregado coimas a altos funcionarios del Estado ecuatoriano, a cambio de consultorías en el sector eléctrico. Son 3,5 millones de dólares entregados -de acuerdo al fallo del tribunal- a un tal “VIDRIO”, para su campaña electoral; además a otros funcionarios como “ES AL”, por las siglas.
Se anunció como bombos y platillos que seríamos potencias exportadoras de energía eléctrica a Perú y Colombia.
Nuestros vecinos básicamente tienen cubierta su necesidad de energía; y 10 años después podríamos asegurar, sin dudarlo, que las hidroeléctricas fueron parte del botín que la banda pretendió usurpar al pueblo ecuatoriano.
En 2016 se anunció que se venderían por lo menos 3 de las 8 hidroeléctricas. ¿La razón? La crisis económica. Una vez más la propuesta fue entregar el patrimonio nacional a las grandes corporaciones para que sean ellas las que se beneficien y no el pueblo ecuatoriano. Por estos días ha sido anunciada por el Ministerio del ramo una auditoría de todos los proyectos hidroeléctricos.
Bienvenida sea, siempre y cuando apunte a denunciar, fiscalizar y hasta procesar a aquellos que se beneficiaron de contratos que bordearon los 5 mil millones de dólares, parte de la década robada. (O)