Probar, comer, sentir
Hoy doy inicio a esta columna que busca compartir con ustedes recomendaciones, historias y aventuras a las que nos lleva el placer de disfrutar una buena mesa y los platillos que vienen en ella.
No sé, a lo largo de los años, en cuántos restaurantes he comido, pero lo que sí sé es que muchos de ellos están grabados en mis recuerdos, la mayoría por buenas experiencias, pero otros con la seguridad de que no quiero regresar.
Desde pequeña, en la casa de mis padres me gustaba la cocina, mezclar ingredientes, sacar recetas de los libros que mi mamá había escrito a mano, recopilando experiencias de amigos y familiares; hacer galletas, pasteles, carnes, sopas… unos platos hasta bonitos a la vista, otros poco exitosos, pero que al servirse se comentaban con risas.
Cocinar era y es parte de la vida diaria, porque ahora igual disfruto de la cocina, es un espacio de distensión, de diálogo, de entendimiento.
En el día a día recorremos restaurantes en Quito, Guayaquil, Cuenca, Loja, Manta, en todo el país y fuera de él. Para ello, a través de esta columna “Probar, comer, sentir…” compartiremos con ustedes este mundo de sabores, olores, colores, que envuelven a la cocina.
Además, buscaremos recomendar lugares para comprar, rebajas culinarias, espacios de lo más diverso que tenemos en las ciudades y a veces no sabemos que están allí, pero que deben ser descubiertos por quienes disfrutamos de la buena mesa.
¿Qué nos mueve a ingresar a un nuevo restaurante o cafetería? Algunos me dirán que algún anuncio, otros dirán que caminaban por la zona y de pronto encontraron el lugar, muchos recordarán la recomendación de un amigo; hay quienes llegaron a determinado lugar por haber sido invitados, pero ¿a cuántos de estos lugares regresamos? Es lo que marca la diferencia.
El 14 de febrero seguro buscamos un escenario romántico, pero sobre todo volvemos porque queremos sentir el sabor de algo que nos encantó. Espero poder compartir con ustedes experiencias y conseguir que disfrutemos de una buena mesa, acompañada de conversación inteligente y ojalá sin celulares que interrumpan y rompan el encanto. (O)