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Ecuador, 24 de Noviembre de 2024
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El Telégrafo
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Piano de fresa

“Yo tengo un amigo que de pequeño tenía un talento extraordinario para el piano, pero el padre se opuso por aquello de que el arte es cosa de afeminados. Hoy mi amigo tiene 60 años, es maricón y no sabe tocar el piano”.

La frase, de factura cubana, pertenece a la célebre película Fresa y Chocolate y es como un revulsivo que condensa, en tres líneas, sabiduría, dolor y paradoja. Menos mal Piotr Ilich Tchaikovsky, Elton John y Freddy Mercury enarbolaron su pasión por el arte con vehemencia y, afeminados o no, han ofrendado su talento al mundo a través de maravillosas obras como “El Cascanueces”, “Candle in the wind” o “Under pressure”, por mencionar algunas. 

El camino que transitaron, claro está, estuvo lleno de angustias, como el de Gabriela Mistral y Chavela Vargas, dos lesbianas que exudaron arte y que tuvieron que salir del terruño que las parió para guarecerse de los dardos venenosos de los jueces de la moral. A la primera, la Mistral, aún prefieren llamarla en su país loca que lesbiana, a pesar de que Chile se ufana de tener dos premios Nobel  (uno es de ella) y de que va camino de la aprobación del matrimonio igualitario. A la segunda, la Vargas, la reivindican “tica” como si su país, Costa Rica, viviera  una suerte de amnesia. De niña no parecía “ella”, de modo que sus padres, ante la sociedad intolerante que la rodeaba, la escondían. Ya de adulta tomó una guitarra, se fue a México y se puso tacones. Parecía andrógino, se autodefinió en una ocasión, de modo que cansada de disfrazarse se cortó el pelo, se puso pantalones y se subió a un escenario.

Hoy, año 2020, Chavela bien podría casarse en el país donde nació (hace menos de un mes -26 de mayo- entró en vigencia el matrimonio igualitario en Costa Rica) y Mistral bien podría firmar sin rubor como “tuyo” (así lo hacía) las cartas que le envió con pasión febril a su pareja, Doris Dana.

Podría, podría... así gravita la comunidad LGBTI, entre la tolerancia y la homofobia.

Hace una semana Ecuador festejó el primer aniversario de la legalización del matrimonio igualitario; se avanza en derechos, eso es incuestionable, pero todo queda en letra muerta cuando observamos casos de homofobia.

“Sea cual sea tu voto, quiero decirte que los homosexuales no somos orientaciones sexuales que vagamos por el espacio: somos tus hijos, tus hermanos, tus amigos, tus compañeros de trabajo…”, manifestó el activista Pedro Zerolo antes de la votación del matrimonio igualitario en España (2005). Las palabras de Zerolo hicieron mella. Ojalá todos le prestaran atención, así como a cada milagrosa pieza de los afeminados Tchaikovsky y  Mercury. Salud, Chavela; salud, Mistral, y bienvenido, Alborán.

¡Feliz día del orgullo! (O)  

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