Periodismo: ejercicio del criterio
Steven Spielberg sugiere que la precuela de Todos los hombres del presidente (Alan Pakula, 1976) es The Post (2017) bajo su dirección. Ambas películas abordan la investigación periodística: en uno, el escándalo Watergate que llevó a la dimisión de Richard Nixon a la presidencia de Estados Unidos y, en el caso de The Post, los Papeles del Pentágono relacionados con el ocultamiento de información respecto a la Guerra con Vietnam, también en el período de Nixon. Tales películas tienen como protagonista el periodismo, su rol en develar asuntos de Estado, su compromiso por denunciar hechos que el poder político oculta a la opinión pública y, sobre todo, la responsabilidad de poner de manifiesto eventos que pueden hacer peligrar la profesión y la empresa periodística.
The Post hace referencia a The Washington Post, periódico que hacia 1970 se constituyó en el medio que enfrentó los entresijos del poder. La película se centra en las decisiones que su directora y propietaria, Katherine Graham, asume, apoyando el trabajo periodístico que su editor jefe, Ben Bradlee, lidera para hacer público los Papeles del Pentágono, documentos que exhibían la realidad de la guerra, su costo alto social y político, su mantenimiento que abrió a decisiones gubernamentales erróneas, etc.
Una lección que sugiere esta película es que el periodismo es una profesión de responsabilidad y de criterio. En este sentido, el filme es actual más cuando el periodismo siempre está en la mira del poder político. El periodismo, contra la mala propaganda que los totalitarismos realizan, es una labor que implica discernir, de desbrozar la maleza de la buena simiente, de cultivar la verdad contra la manipulación del poder, en otras palabras, es ejercer el criterio, esto es: el discernimiento para saber decir lo que se tiene que decir, la prudencia para señalar algo para que otros puedan actuar con justicia, el asumir que toda información tiene riesgos, además del compromiso con la verdad. The Post, según lo dicho, es una película inquietante; pese a su sesgo historicista, muestra que el periodismo real nunca podrá estar del lado del poder, sino más bien como su conciencia crítica, como el otro sentido que le falta al Leviatán. Lo contrario es un periodismo y una comunicación organizacional que tratará de tapar lo imposible. (O)