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Ecuador, 27 de Noviembre de 2024
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El Telégrafo
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Me voy de Lima

Me voy de Lima luego de 20 días cubriendo mis primeros Juegos Panamericanos.

Me voy informando al país que cosechamos 10 medallas de oro, 7 de plata y 14 de bronce. 31 en total y alcanzando nuestra mejor participación en este certamen.

Me despido de una ciudad de personas acogedoras. De su viento helado, de la fría niebla, del cielo escondido en la bruma. De sus lujosos y modernos edificios, del agotador tráfico vehicular, de los semáforos, del tumulto, del desorden de la calle. También de los barrios, las villas, las casitas de ladrillo, el miedo.

En mi memoria me llevo el buen trato del peruano, un anfitrión de oro; un pueblo generoso y atento. Su acento, sus soles, su bandera, su característico ‘pé’.

Gratas conversaciones, risas y debates que desmitificaron la rivalidad entre Ecuador y Perú.

En mi maleta guardo recuerdos imborrables como los gritos de euforia de Neisi Dajomes al llevarse la primera presea de oro; las lágrimas de Luisa Valverde al perder el bronce; Álex Quiñónez cantando el himno nacional; Eduarda Fuentes patinando con música de Shakira; Alexandra Escobar cargando 123 kilos; Claudio Villanueva dedicando el triunfo a su desaparecido padre.

Me voy de Lima luego de correr más rápido que Ángela Tenorio para pedirle una entrevista que no aceptó; de esperar a Andy Preciado por dos horas para una exclusiva; gozar a carcajadas con los bailes de Sergio Quintero; admirar la sencillez de Andrés Montaño; aprender a levantarme de las injusticias como Julio Castillo; narrar el inesperado oro de Daniel Pintado; reír con Alfredo Campo mientras repetimos 15 veces una toma.

Me llevo el pisco, la cumbia, el desierto, el hotel, el ceviche, el centro de prensa, los pines, los largos viajes en bus, los almuerzos fuera de hora, las lágrimas de ver mi bandera, la voz de cantar el “Salve oh patria”.

Me despido desde mi habitación. Son varias imágenes que rondan mi cabeza, tantas palabras que quieren expresarse por sí solas, lecciones que deja el deporte, como la perseverancia para alcanzar una meta, disciplina para lograr un objetivo, historias que sobrepasan un resultado.

Me voy de Lima, me esperan en casa. Le digo adiós a esta columna. Me despido de ti, que te tomaste unos minutos para leerla. Es hora de volver y, por qué no, aprender japonés. (O)  

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