¿Marlon de Jesús aprenderá a definir?
Alguien contó que el descubridor de Marlon de Jesús fue nada más y nada menos que el mejor delantero de la historia del fútbol ecuatoriano después
de Alberto Spencer. El artillero “tricolor” de las eliminatorias rumbo a Corea-Japón 2002 no solo lo llevó a filas de El Nacional, sino que lo presentó con una frase esperanzadora. “Aquí les traigo a este muchacho que será mejor que yo”, lanzó Agustín Delgado sobre Marlon, uno más de la dinastía De Jesús en el balompié nacional. Debutó con 17 años en el profesionalismo y sus gestos técnicos en la cancha llamaron la atención de los especialistas que creyeron que, como la mayoría de futbolistas ecuatorianos
que llegan casi adultos a un club reconocido, necesitaría de trabajo para pulir sus cualidades y aprender lo que no sabía hacer. Definir, por ejemplo. Sus 12 goles en la temporada 2010 abrieron los ojos de dirigentes del Deportivo Quito y el Maccabi Haifa de Israel; donde su producción fue baja: 1 y 0 goles, según el portal soccerway.com.
Emelec –digamos mejor Nassib Neme– aprovechó en 2012 el bajón del atacante, y apostó en sus condiciones creyendo en una evolución que le permitiera ser un negocio a mediano plazo. Con 20 años, tal vez, era solo cuestión de que aprendiera a hacer goles, ya que velocidad, potencia, ubicación, pivoteo y movilidad por todo el frente de ataque no le faltaban. Trece y 11 anotaciones en 2012 y 2013, aunque con muchas ocasiones de gol erradas que generaron duras críticas de la hinchada, le valieron para ser negociado por cerca de $ 4 millones al Monterrey mexicano, que no era el único interesado en adquirir sus derechos deportivos. Incluso sonaron Estudiantes de La Plata y el Chelsea.
Los amantes del fútbol no entendían por qué equipos grandes del continente o Europa podían fijarse en alguien que fallaba ocasiones clarísimas para marcar. La explicación era, y sigue siendo, que Marlon solo fallaba en la puntillada final. Era solo cuestión de tiempo, de ensayar una y otra vez, y de que adquiriera madurez dentro y fuera de la cancha. Y con esa esperanza pasó por el Puebla, Barcelona, Cúcuta, otra vez El Nacional, Arouca y otra vez Emelec, que ha vuelto a creer en él. En fin, es solo cuestión de que aprenda a definir. (O)