Los perfiles raciales y étnicos, el nuevo racismo
El 21 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial propuesto por la Asamblea General de la ONU en 1966.
En dicha fecha en 1960 se produjo una masacre por parte de la Policía sudafricana en la localidad de Sharpeville, asesinando a 69 personas e hiriendo a más de 180. Todas ellas habían participado en la marcha de desobediencia civil que el Congreso Panafricano había organizado para protestar contra la obligación de portar pases fuera de las reservas designadas para cada grupo étnico.
Han pasado 58 años de los acontecimientos de Sharpeville y el sistema de segregación sustentado en los “pases” aparentemente se ha superado; sin embargo, el Informe de Mutuma Ruteere, Relator Especial sobre las formas contemporáneas de racismo del año 2015; hace notar el uso de perfiles raciales y étnicos, como un recurso de las fuerzas del orden, de seguridad y de control fronterizo bajo criterios de raza, color, ascendencia u origen nacional o étnico como base para someter a las personas a registros detallados, controles de identidad e investigaciones, en el marco de políticas de seguridad e inmigración.
El informe muestra algunos ejemplos: así en Femington, los varones negros son objeto de contacto por la Policía con una frecuencia 2,4 veces superior a la población en general. En Europa, la Policía intercepta romaníes con una frecuencia tres veces mayor que a los no romaníes. En Massachusetts a pesar de constituir el 24% de la población, los afrodescendientes son objeto del 63,3% de las interceptaciones. En Brasil los afrodescendientes son sometidos por la Policía con una frecuencia dos veces superior a su representación general en la población.
Esto que se expresa en los sistemas de control, subyace en nuestra cultura, en nuestra vida cotidiana, y es también allí donde debemos enfrentarlo, en la entrada al barrio, al trabajo, a la escuela, a la casa, pues como dice Galeano: “el racismo, mutilador, impide que la condición humana resplandezca plenamente con todos sus colores y en América la cultura real tiene varias madres.” (I)